Voto rogado y robado

Yo ahora debería estar aquí contando que es maravilloso el sistema este de voto desde el extranjero. Pero no.

He defendido el sistema hasta la muerte. En agosto yo escribía Por qué sabíamos que iban a cerrar el CERA y ese no es nuestro gran problema, post en el que ya me olía lo que iba a pasar. Pero yo confié en el sistema. Durante los últimos dos meses he criticado mucho las quejas, y es que no todo es como lo pintan. Para que os enteréis un poco del tema, deberíais leer Datos no manipulados de españoles emigrados y sus votos en el #20D. El resumen rápido del problema viene siendo:

  • Sin voto rogado, votaban muertos y se robaban votos.
  • El voto rogado se asegura de que vaya a votar quien realmente está ahí fuera.
  • Para rogar el voto hay que inscribirse, cosa que la gente no hace porque no quiere perder sus derechos de “español”.
  • Españoles en el extranjero somos todos: los nacidos en España, los inmigrantes que consiguieron nacionalidad, los hijos de los hijos de españoles… muchos no han pisado España en la vida.
  • Los no españoles que llevan 30 años en España, no pueden votar.
  • El ruego del voto es un proceso sencillo, en principio.

Pero ahora vienen los problemas. Yo me inscribí hace año y medio en el consulado de Berna, pidiendo que mi voto fuese para mi pueblo de origen y no para el último de residencia. Curiosamente, el censo de mi pueblo se retrasó lo suficiente en la resolución como para que yo no pudiese rogar el voto en las europeas.

Cuando llegó octubre, empezaron a llegar las tarjetas censales. A mi novio le llegó la suya de Madrid… pero a mi no me llegó la mía. Yo empecé a estar mosca. La tarjeta tiene un código con el que puedes rogar tu voto por medios “tradicionales”. Por suerte, con el DNI electrónico no tienes que esperar a que te llegue la tarjeta. Como yo me pasé en su momento mis cinco tardes configurando certificados, no fue demasiado difícil hacer la solicitud. Podía rogar mi voto del 28 de octubre al 21 de noviembre. Primero esperé a ver si llegaba la dichosa tarjetita, pero viendo que no, hice mi solicitud a 10 de noviembre. Tengo un pdf que lo prueba.

Empecé a esperar. Mis papeletas no me han llegado. Me lo olía desde el minuto uno. Algo está haciendo alguien para que yo no vote… y el correo de Suiza no es. Y se empezó a destapar el tinglado.

Primero ampliaron un poco el plazo de voto por correo. Luego más. Ahora lo han ampliado esta el domingo, hasta que se cierren las mesas. Ya señores, me parece muy bien, pero es que aunque me abran el consulado, yo no puedo votar. No puedo votar porque las papeletas no me han llegado. Porque el servicio postal no va a repartir en horario extraordinario porque ustedes hayan metido la pata. En muchos países ni se reparte el sábado, y en la mayor parte de los casos lo que hacen es dejarte el papel para que vayas a buscar el sobre al día siguiente. Me pregunto a cuanta gente le llegarán el lunes. A mi no, porque yo estoy segura de que las mías ni siquiera las han mandado.

Los votos robados son menos de los que dicen ciertos partidos, pero votos son. No he podido votar y me molesta mucho.

Mañana, cuando se cierren las urnas, yo estaré llegando a Barajas. Supongo que allí estarán deshaciéndose de las papeletas que no llegaron a ser enviadas. En cuantos pueblos los resultados podrían cambiar por tan solo esos 10 votos de los emigrados. En cuantos pueblos los resultados podrían cambiar si se dejase votar a los residentes de larga duración… ¿Por qué un nieto de español que ni sabe donde cae España puede votar y un argentino que lleva 25 años en España no? Y no me digáis que pida la nacionalidad, porque os puedo pasar a un argentino que tras 25 años la pidió y que os cuente el suplicio que es conseguirla. No es todo tan bonito como lo pintan.

Yo aquí me quedo, sin votar. Sólo os pido una cosa, los que sí podéis, no os quedéis mañana en casa. Hacedlo por nosotros, por los que queríamos y no pudimos. Votad con cabeza. No votéis si tenéis razones. Pero no os quedéis en casa por vagos. No penséis que un voto no va a cambiar nada. Cada voto vale, y los nuestros nos los han robado.

 


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