Volver a España en tiempos pandémicos: el plan

Tras una breve encuesta en Twitter parece que a mis lectores les interesa conocer mis aventuras para poder volverme a España en estos tiempos tan raros que vivimos. O quizá sólo quieren cotillear mis penas, o en su defecto lo que quieren es que me desahogue y no moleste al mundo. Si no sabéis de qué hablo con esto de la vuelta a España, deberíais empezar leyendo aquí.

El caso es que he decidido hacer una serie de posts contando cómo va ocurriendo todo esto, que intentaré que sean semanales, aunque dado que van a ser escritos sobre la marcha… pues a saber si puedo hacerlo todas las semanas. Hoy empiezo contando lo que ha ocurrido antes de esta semana, porque obviamente esto no empezó ayer.

La decisión de volver a España y los planes

Como ya conté en el post enlazado antes, la decisión fue tomada hace tiempo, y la decisión fue ligada a empezar a hacer planes en mi cabeza. Parte de los planes van obviamente orientados a esa idea de no morirme de hambre cuando me vuelva a España, pero otra parte a algo mucho más práctico: mudarme.

Aunque los planes ya habían empezado a formarse antes, todo cambió a partir de marzo. Poco a poco me di cuenta que esto de la pandemia podría afectarme, pero realmente hasta julio no asumí que realmente iba a ser un problema. Actualmente no tengo ni idea de cuales serán las restricciones en el momento del traslado, pero intento concienciarme de que yo tengo un pasaporte español y tampoco me van a prohibir entrar. Aunque quizá esto de volver a España no sea tan sencillo como podría haber sido.

Decirlo en público, ya no hay vuelta atrás

Con todo más que decidido, el paso crítico fue la comunicación al mundo. Durante un par de meses fui dejando caer la idea a una serie de personas cercanas. Por suerte todo lo que recibí fue apoyo, lo que facilitó seguir adelante. Hubo alguna excepción… pero voy a ignorarla.

A principios de agosto, aprovechando que mis compañeros llevaban un poco de alcohol en vena, se lo dije a ellos. Sin una fecha fija, pero advirtiendo que esto “probablemente” iba a ocurrir. De nuevo, la reacción fue de sorpresa pero de apoyo.

Cuando llegó septiembre empezó la cuenta atrás, porque en mi trabajo tengo que notificar este tipo de decisiones tres meses antes. Eso me ponía en el 30 de septiembre como último día posible, pero no quería hacerlo así. Esperé a que pasase el retiro del laboratorio para evitar que toda la conversación allí girase entorno a ello. La semana siguiente, el día 15 de septiembre, le pedí a mi jefe una reunión.

Lo ocurrido en esa reunión no lo voy a contar, pero sí puedo decir que me quité un peso de encima, me quedé mucho más tranquila y supe que ya estaba, que lo que venga ahora no es importante. Lo difícil ya estaba hecho. Una semana más tarde se lo comuniqué a mis caseros, pero de eso hablaremos en el futuro porque todavía tengo que volver a hablar con ellos para ver cómo vamos a hacer ésto para que yo pueda volver a España y no arruinarme.

Y como todos los que habéis llegado aquí sabéis, en ese 30 de septiembre os lo conté al resto, en un día en el que publiqué un capítulo de Bacteriófagos, un post y una story en Instagram para comunicarlo a todo el mundo posible y quitarme ese otro peso de encima. Ese día recibí mensajes de apoyo y ánimo, tanto públicos como privados… y eso me levantó mucho el ánimo.

El plan de esta semana

Como soy un poco así especial, me he comprometido a trabajar el sábado (prometo que éste será el último). Un experimento del sincrotrón en el que no quiero dejar tirados a mis compañeros… lo mío es grave. Tengo una lista de tareas que os voy a contar, y a ver la semana que viene qué he conseguido hacer y qué no, porque voy justilla de tiempo:

  • Necesito una lista de recibos que voy a tener que cancelar, ya que en muchos casos tengo que avisar dos meses antes.
  • Debería hacer un plan para ir revisando por casa y deshacerme de cosas. ¿Os acordáis de todas esas cosas del minimalismo? Pues creo que no lo hice tan bien como creía.
  • Quiero hacer limpieza en al menos una parte de la casa. Dada la falta de tiempo esta semana, me doy por satisfecha si consigo revisar la zona de despacho.
  • Necesito hacerme un presupuesto, para poder calcular cómo de tremendamente caro va a ser.

Y esto suena a poco, pero sigo teniendo un trabajo a jornada completa, un capítulo de Bacteriófagos que preparar y grabar, una newsletter gratuita y una premium que escribir, etc etc…. ¿conseguiré volver a España de forma exitosa? ¿acabaré empaquetando todo a correr la última semana?

Dicho todo esto, aprovecho para contar que recientemente he conseguido juntar en una página las formas de apoyo a mi trabajo, porque si quiero poder no morirme de hambre supongo que esos pequeños pasitos son importantes. Así que si queréis apoyar mi trabajo (divulgativo, aunque el físico de la mudanza va a ser duro también), podéis ver las diferentes formas de hacerlo en Apóyame.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *