El virus de la lengua azul

El virus de la lengua azul es poco conocido, pero es un problema que afecta a los ganaderos en todo Europa, y eso incluye a España. Pese a ello, se suele hablar poco de él. Hoy os traigo un artículo que habla de la distribución del virus y que ayuda a poder predecir cuándo y cómo se producen los brotes. El artículo fue publicado en la revista Viruses y tiene como título: Identifying Spanish Areas at More Risk of Monthly BTV Transmission with a Basic Reproduction Number Approach.

¿Qué es el virus de la lengua azul?

El virus de la lengua azul (BTV, Blue Tongue Virus) es un Orbivirus. Es un virus muy resistente que se esconde en algunos rumiantes. Su reservorio son animales que no muestran síntomas, o que casi nunca los muestran. Así pasan desapercibidos hasta que un vector los mueve a otros animales.

Los vectores son una especie de mosquitos, las beatillas, concretamente del género Culicoides. También algunas garrapatas, aunque en menor medida. Las beatillas crecen normalmente en las pilas de estiércol, por lo que generan problemas en las granjas masificadas. Aunque el virus se encuentra por todo Europa, la incidencia parece ser mayor en la zona mediterránea. En el resto del mundo podemos encontrarlo por casi toda América, en Japón, China y en el Sudeste Asiático.

El problema aparece cuando el virus se transmite al ganado que sí muestra síntomas. Las ovejas son las más afectadas, pero también en algunas ocasiones vacas y cabras. Cuando aparecen síntomas, suelen empezar con fiebre, y pasado un tiempo los animales tienen dificultades para alimentarse por las úlceras en la boca. También se produce rinitis, inflamación en las extremidades, edemas y caída del vellón (osease la capa de lana…). Además, también puede afectar a los ciervos, que aunque no sean el objetivo de las ganaderías a mi me parece un problema igual. ¡Pobres ciervos!

En España se sabe que hubo brotes de al menos cinco variantes del virus. Los brotes han sido siempre bastante localizados y algunas variantes se han erradicado exitosamente tras el brote, gracias a la colaboración de los ganaderos.

Los mosquitos, el problema

Los Culicoides son el problema, porque son los vectores. En sí, ni siquiera cualquiera. En España uno de los principales vectores es el Culicoides imicola, que es muy común en la parte mediterránea. Pero no nos quedamos ahí, porque otros tres, que tradicionalmente de han juntado en un grupo llamado complejo Obsoletus, son comunes en el resto de la península y también el resto de Europa. Esto ya nos hace pensar que la distribución del vector puede afectar a la distribución del virus. Y eso es lo que pensaron los autores del artículo.

Además, ahora que todos sabemos mucho de virus, el número reproductivo básico (el famoso R0) va a determinar la evolución de la enfermedad. Si es mayor que uno, el número de casos va a crecer, ya que es el número de casos nuevos que van a aparecer por cada caso previamente identificado. Pero esto a estas alturas de 2020 lo sabe hasta el apuntador, ¿verdad?

De la misma forma que con el coronavirus, si sabemos el R0 para el virus de la lengua azul, podemos predecir la evolución de los contagios a corto plazo. Por eso los autores de este trabajo consideraron fundamental hacer mapas de incidencia basándose en la población de mosquitos con el virus. Eso permitiría tomar medidas en las granjas antes de que el virus llegase allí.

Estos son los bichos en cuestión

Distribución temporal dependiendo del tipo de vector

Tras una serie de toma de muestras y unos cálculos que podéis ver en el artículo, los investigadores concluyeron que cada especie tiene un pico de abundancia en un momento diferente del año. El C. imicola aparecía principalmente en septiembre (recordemos que era el de la zona mediterránea). En cambio, los Obsoletus aparecían más hacia principios de verano (julio y junio). Lo malo: que los Obsoletus realmente aparecían por todo el territorio peninsular y no sólo en las zonas no mediterráneas, lo que nos hace ver que en esas zonas hay dos picos de bichos peligrosos sueltos.

Tomado en conjunto, podemos suponer que los meses de verano van a ser los más peligrosos, ya que se van a acumular las colas de bajada de un tipo con la de subida de los otros. Esto hará que el R0 sea mayor en esa época y que sea cuando más atención hay que prestar a la transmisión en los animales, tanto reservorios como los afectados.

Distribución espacial

Aunque no es demasiado inesperado, los investigadores observaron una zona de exclusión en la península, que separa dos zonas de alto riesgo. Resumiendo mucho, la zona norte es de riesgo y el sur y la costa también, pero lo que venimos llamando “la meseta” tiene un riesgo menor. Eso se debe a que existen muchos menos vectores. Y esto puede sonar bastante evidente, ya que todos los que hemos vivido alguna vez en España sabemos que en esa zona hay menos mosquitos, sean del tipo que sean. Pero en este caso no es ninguna tontería, porque casi todos los brotes se dan fuera de esa zona.

Por ello, cabría esperar que en las zonas costeras será necesario un mayor control de la población de dípteros así como una mayor limpieza en las granjas para evitar su proliferación, especialmente en los meses entre junio y septiembre.

¿Conclusiones?

Menos de las que me gustaría, la verdad. Me parece muy interesante la idea de hacer un seguimiento de la enfermedad usando para ello la población de vectores, pero por otra parte considero que los resultados del estudio son lo que cualquiera esperaría. Aunque a un experto los números concretos le pueden aportar algo, desde fuera las conclusiones son evidentes: hay más dípteros en la costa y en verano. Espero que los expertos sí se fijen en valores concretos y los usen para controlar la enfermedad.

En cualquier caso, el artículo me ha servido para hablar de algo interesante y desconocido, el virus de la lengua azul. Y de paso, aprovecho para recordar que hay muchos virus por ahí que afectan a animales y que podrían ser algún día un peligro para los humanos. En este caso lo fundamental es una vez más la higiene, la higiene en las granjas. Si el vector crece en las pilas de estiércol, ya sabemos cómo minimizar su población. Y sobretodo en verano, ya que no es el único patógeno que puede aparecer por situaciones poco salubres. ¡Cuidemos a nuestros animales como nos cuidaríamos a nosotros mismos!


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