Vete de España y no vuelvas

Os voy a contar una historia. Es la historia de un joven que con 30 años se va a España. Va a estudiar, a trabajar, da igual. No afecta a la historia.

El joven llega a España y necesita un hogar. Para alquilar un piso, le piden un aval, pero el joven no quiere dedicar sus ahorros a pagar a un banco para que diga que puede pagar el alquiler. Fianza. Ja. Las inmobiliarias le piden mínimo tres meses de alquiler de golpe (mes de agencia + primer mes de alquiler + fianza). Los particulares dos, pero aval. Siempre puedes mostrar una prueba de que llevas más de tres meses trabajando y que tu contrato dura al menos el año del alquiler. Ya. En España. Que levante la mano el que pudiese asegurar ahora eso. Habrá que ver el aval… Pero el joven acaba de llegar a España, y un banco te da un aval si pagas y tienes dinero, y el dinero del joven no está en España todavía, así que se tendrá que buscar a un particular que lo avale.

El joven, como hemos dicho, quiere ahorrar. Pero necesita comunicarse con la novia que ha dejado en el extranjero y con la que espera volver. Decide buscar un contrato de teléfono, nada de prepago, que sale caro. Busca la tarifa de datos más generosa, y le da igual pagar más. Pero no puede firmar el contrato: “Necesitamos que pruebes que pagas recibos con tu cuenta”. “Es que mire usted, yo acabo de llegar, todavía no he pagado recibos aquí”. “Pues entonces no va a poder ser”. El joven no tiene piso, y tampoco tiene contrato de teléfono e internet.

Y diréis, que tontería, el teléfono. A quién le importa. Y es cierto, porque el joven tampoco tiene una tarjeta sanitaria. Porque primero se tiene que empadronar, y para eso tiene que tener un piso, que no puede alquilar. Vale, alguien lo podrá acoger. Entonces, a la espera de que se formalice su situación, tendrá que ir corriendo a apuntarse al paro. Pero si él no va a estar en el paro! Da igual, porque mientras, si no hace algo, no tiene derecho a la sanidad.

Tenemos a un joven que no puede alquilar un piso, no puede contratar un servicio como una línea de teléfono y no tiene tarjeta sanitaria. A estas alturas, sabréis que al menos el joven es legal, porque sin papeles no se podría plantear apuntarse al paro.

Pero ahora viene mi pregunta… ¿cuántos habéis pensado que era negro? ¿cuántos latinoamericano? ¿cuántos habéis pensado en la primera parte de la narración que era ilegal? Decid la verdad.

La solución, no tiene ningún misterio, y está pasando en nuestras narices. Si habéis tenido un poco de ojo, habréis descartado que fuese negro, porque se podía comunicar. Latino, fijo. Pues no, resulta que el joven se encuentra en Madrid, el joven, es de Madrid. Tiene un DNI, y es una de esas pocas personas cuyo lugar de nacimiento es realmente Madrid. En su propia ciudad, lo están tratando como a un extranjero. Ni que fuese a robarles. Nada importa que el joven sea doctor, que el joven sí tenga ahorros, que el joven esté volviendo de Suiza, a donde se fue porque en su país, España, no son capaces de dar salida a los científicos. Todo da igual, porque aunque sea nacido en Madrid, es un extranjero más: sin poder alquilar, sin poder contratar, sin sanidad.

Algunos ahora pensaréis que estoy defendiendo que lo deberían tratar diferente por ser español. No. Lo que pretendo es que veáis que muchos lo habéis tomado por un inmigrante, e incluso habréis pensado que era normal, y probablemente os habéis escandalizado al saber que era español. Ahora pensad por un momento, cual es el trato que reciben los que sí son extranjeros.

Cuando llegamos a Suiza no hablábamos nada de alemán. Para alquilar el piso, nos pidieron que hiciésemos un depósito en un banco a modo de fianza. El depósito está a nuestro nombre y recibimos intereses. Sí, si tienes un contrato de trabajo es más fácil, pero el primer sitio que alquilamos temporalmente lo hicimos sin contrato ni permiso de residencia, y sin problema. Un día fui a una tienda de teléfonos y dije que quería un contrato. Me pidieron mi dirección y me dieron mi tarjeta. Me dijeron que ya me llegaría la factura, y que si quería lo podía domiciliar, que eso era mi problema. Vale, el seguro médico es privado, aquí no hay un sistema como en España, pero tampoco me lo quitan de la nómina como a los españoles. Además, me cuesta menos, porque se asume que no me voy a retirar aquí, por lo cual no voy a generar tanto gasto.

El joven de la historia es mi novio, y el joven de la historia está pensando en lo del título, en irse y no volver, porque para ver como tratamos a los que vuelven y a los que vienen… para eso igual nos quedamos en el extranjero. Al final es cierto, España, país de bares y playas, país de vacaciones… A cualquier joven que se le pase la idea de irse por la cabeza yo le diría eso, vete. Vete de España y no vuelvas.

Echo mucho de menos España. Muchas cosas de España. Pero no estas cosas. Cada vez que pienso en estas tonterías se me quitan las ganas de volver. Y un día se me quitarán para siempre. ¿En qué estamos convirtiendo a nuestro país? ¿En serio es esto lo que queremos?


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Comentarios

  1. Avatar de Isa
    Isa

    Hola!
    Desde un principio pensé que se trataba de un español, que se había ido y ahora volvía. Será que soy extranjera.
    Lo mismo que le pasa a él o muy parecido, me pasó a mí, pero cuando me mudé de una ciudad a otra en mi mismo país, Chile.
    Hay muchas cosas absurdas, trámites sin salida. Los burócratas/administrativos al parecer no piensan bien en el tema.
    Es una lástima si antes ustedes tenían más beneficios que ahora después de la crisis. Una lástima, porque en el futuro será más factible que no les devuelvan los beneficios que alguna vez gozaron. En mi país así pasó y luego la gente se olvida y acepta resignada su realidad.

    Saludos 🙂

  2. Avatar de marioquartz

    Yo pense que se quería complicar la vida adrede. Lo mas sencillo es cogerte una habitación de hostal baratucho. Una semana o menos. Y una vez en Madrid, primero el piso. Luego un mes de prepago. Y luego ya en un piso alquilado ya puedes domiciliar recibos.

    Es simplemente querer hacerlo paso a paso.

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