Con el auge de los diferentes tipos de vacunas contra el coronavirus, el tema de los transgénicos vuelve a la boca de muchos. Aprovechando que las vacunas son transgénicas, algo que explicaré más adelante, ambos bandos las intentan utilizar como argumento para defender su posición. Por un lado los transgénicos son buenos porque tenemos las vacunas transgénicas que son buenas. Y en el bando contrario, las vacunas son malas porque son transgénicas y lo transgénico es malo. Pero dicho debate, como es habitual, no tiene una respuesta tan rotunda como un sí o un no, y hay toda una escala de grises a tener en cuenta.
Algunas vacunas son transgénicas
Si definimos transgénico como aquel organismo al que se le introducen genes (o al menos secuencias) de otro organismo, entonces las vacunas quizá se puedan considerar, en algunos casos, transgénicas. Para ello tendríamos que centrarnos en las vacunas de AstraZeneca, de Janssen, o de Gamaleya. En los tres casos se han utilizado adenovirus que se han modificado genéticamente para incluir el gen de la proteína S del coronavirus. No podemos llamarlas organismos porque los virus no son estrictamente organismos, pero desde luego podemos decir que son virus transgénicos.
En el caso de otras vacunas, la estrategia es diferente. Moderna, Pfizer y Curevac utilizan ARN mensajero, que ha sido sintetizado artificialmente. Aunque sin duda, en las fases pre-clínicas de sus estudios, es altamente probable que se hayan utilizado organismos genéticamente modificados. En sí, estoy segura de que en el desarrollo de casi cualquier vacuna o medicamento (para COVID o no) se han utilizado organismos modificados.
Además de estos dos grandes grupos, tenemos otras vacunas diferentes. Novavax utiliza subunidades, pero esas subunidades se han tenido que obtener previamente en el laboratorio y para eso se han utilizado organismos modificados. El simple hecho de introducir el gen de la proteína S para que se exprese es modificarlo, al fin y al cabo. Y por último tenemos las vacunas con virus atenuados, como la de Sinopharm. Esos virus atenuados se han multiplicado previamente en células, y se han inactivas químicamente.
Por lo tanto, aunque solo una parte de las vacunas son transgénicas, los organismos transgénicos están presentes en el proceso de desarrollo y pruebas preliminares de las vacunas. Esto es así para las vacunas contra el coronavirus, pero ha sido así desde el momento en el que descubrimos cómo introducir un gen en un organismo para poder expresarlo, empezando con las bacterias.
De la insulina a los cerdos fosforitos…
Parte del problema detrás de los transgénicos está en el propio concepto. Cuando un diabético se inyecta insulina, está inyectándose el producto de un organismo transgénico. Y menos mal, porque si dependiésemos de la insulina porcina, tendríamos un problema. Pero muy pocos consideran que exista un problema en la obtención de medicamentos de organismos transgénicos, porque eso es algo que hace falta y se hace por el bien de la sociedad.
Cuando el organismo transgénico que obtenemos es un cerdo fosforito, la cosa se empieza a complicar. Utilizo este ejemplo como cualquier otro, podría estar hablando de peces, de ratones como los que aparecen en Biohackers, o de cualquier otro animal. Sí, los científicos hemos hecho casi cualquier tipo de bicho brillar en la oscuridad. Esto se consigue introduciendo genes que se corresponden a proteínas con tal propiedad. Hay muchas formas de conseguir este tipo de resultado. Por una parte tenemos la luciferasa-luciferina, que está presente de forma natural en luciérnagas (aunque hay más organismos menos conocidos que tienen luciferasas). Otra opción, y de las más extendidas, es el uso de GFP, la proteína verde fluorescente, que brilla en presencia de luz ultravioleta. Y no, no se usan por capricho.
En un laboratorio este tipo de proteínas permiten marcar otras proteínas para saber dónde se localizan. Permiten hacer un seguimiento del desarrollo. Permiten que estudiemos cómo son muchos organismos por dentro y nos han permitido optimizar un montón de tratamientos, tras analizar la distribución de los receptores en las células de diferentes tejidos. Por lo tanto, podríamos decir que esos cerdos fosforitos, aunque puedan parecer un hito inútil en la ciencia, no estás ayudando a conocer qué ocurre en su interior. Una vez más, se obtienen por el bien de la sociedad.
… al maíz con semillas carísimas
La mayor parte de las dudas sobre los transgénicos no se orientan a los animales, se centran en los vegetales. Las críticas se centran en el uso extensivo que impide que se crezcan otras plantas, o en el hecho de que las semillas transgénicas sean muy caras y no produzcan una descendencia fértil, por lo que uno no puede guardar sus semillas para la siguiente siembra. Cierto, aunque no siempre.
Es cierto que varias empresas venden semillas transgénicas de plantas que crecen mejor y que comerán terreno a otras especies. También es cierto que hay empresas que venden semillas de plantas que hacen exactamente lo mismo y que no son transgénicas. Muchos de los cultivos extensivos que nos rodean no tienen semillas transgénicas, pero el agricultor tendrá que comprar semillas nuevas cada año si quiere asegurar la producción de esa variedad, porque para tener una planta estéril, no hace falta que sea transgénica. Esa crítica se orienta a un modelo de negocio, no a que sean transgénicas.
Pero el uso de los transgénicos puede hacerlos malos
Aunque es cierto que las críticas en los cultivos se suelen centrar en aspectos que poco tienen que ver con que tengan secuencias que provienen de otros organismos, eso no quiere decir que no haya aspectos negativos. Si una planta que ha sido seleccionada (artificialmente, transgénica o no) puede extenderse en exceso, si puede acabar con la biodiversidad en un entorno concreto, puede suponer un problema. La forma en la que se utilizan estos organismos sí puede suponer un problema para el medio ambiente, y también para la economía de muchas familias que viven de la agricultura y de la ganadería directa o indirectamente.
Es nuestra responsabilidad utilizar un organismo modificado o seleccionado de forma correcta, pero si el uso es incorrecto la culpa no es del organismo, la culpa es nuestra. Si no somos capaces de aprovechar las ventajas de un organismo resistente a un insecticida, es culpa nuestra. Porque un organismo modificado o seleccionado va a tener siempre una serie de ventajas, y también tendrá una serie de inconvenientes. Esto ha sido así desde que en el Neolítico se empezaron a cuidar más las plantas que daban mejores frutos, porque la selección artificial empezó el primer día que alguien decidió cultivar una planta o cuidar a un animal.
Argumentemos sin el “y tú más”
Muchas de las conversaciones sobre “las vacunas son transgénicas” han acabado en un “y tú más”. Es decir, no se ha explicado en ningún momento qué ventaja o qué inconvenientes puede tener una modificación. Se ha dicho que “si las vacunas son malas porque son transgénicos no te pinches insulina que también lo es”. Eso para mi es un “y tú más”. Así no se va a convencer a nadie de que los transgénicos son (o pueden ser) buenos, al contrario, se va a reafirmar que son peligrosos (en su cabeza) y por extensión deberán tener más cuidado con las vacunas.
Quizá después de tantos años desde el primer transgénico va siendo hora de que la población general conozca en detalle qué cosas de uso cotidiano se obtienen de organismos modificados genéticamente. Y también es bueno que se hable abiertamente de los peligros que puede suponer el monopolio de algunas empresas. O el uso descontrolado de organismos seleccionados. O, ya que estamos, el uso descontrolado de organismos, porque muchas de las pifias que cometemos ni tan siquiera tienen que ver con el tipo de organismo.
Nos podemos cargar el planeta sin transgénicos. Nos sobran formas. Aquellos que consideran que las vacunas inactivadas son mejores “porque no son transgénicas” quizá no hayan recapacitado que se han inactivado químicamente. Si alguien que tiene esa idea ha llegado hasta aquí, me gustaría debatir los pros y contras del uso de compuestos que inactivan virus en una vacuna frente al uso de virus modificados. Porque hay pros y contras. Porque nada es sin más blanco o negro. Dicho eso, en estos momentos la mejor vacuna es la que te puedan poner, porque cualquiera de las aprobadas es mejor que nada.
Y hasta aquí la reflexión sobre transgénicos de hoy, sin censura y sin que nadie me diga qué debo decir. No tengo conflicto de intereses porque no me paga ninguna empresa. Para que pueda seguir así, necesito la ayuda de mis lectores. Podéis ayudar compartiendo mi trabajo, de alguna de las formas descritas aquí, o simplemente invitándome a un café:
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