Antes de explicar el tema del que vengo a quejarme hoy, tengo que explicar un poco el contexto. Este blog tiene 10 años. Diez años son muchos años, y dan para mucho. En el principio de los tiempos yo me relacionaba con algunas de esas personas que llamáis divulgadores científicos. No. Yo no me considero una. Con algunos mantengo una gran amistad, pero con otros… la cosa se ha enfriado.
Hace ya muchos años empezaron a surgir nuevos seres en ese entorno. Nuevos seres con un problema: demasiado ego y afán de protagonismo. Supongo que sabéis de quienes hablo. El caso es que yo me fui lentamente alejando de aquello que no me estaba gustando, hasta el roce que hizo que me saliese del todo.
Un día, uno de ellos estaba en una charla de Margarita Salas y se puso a narrar el tema. Empezó a hablar del virus phy29. La primera pensé que sería un error… a la segunda le dije que era phi, no phy. Básicamente me mandó a la mierda (y luego corrigió el error), que a ver quien era yo. Pues yo soy, ahora, alguien que ha hecho una tesis en fagos (andaaa… que phi29 es un fago!!!). Y de aquella ya sabía bastante del tema. Eso, digamos, colmó el vaso. Desde entonces, cuanto más lejos mejor.
Pero hay algo peor que los divulgadores… porque los divulgadores se meterán en temas de los que no controlan, pero de ciencia algo saben. Al menos la mayoría. Los que no saben son los peores.
Y aquí viene el tema de hoy, los blogs de tecnología que, por alguna razón, han decidido escribir sobre ciencia. Y en principio es algo que me parece fantástico. Por razones que no vienen al caso, conozco a gente que escribe en algunos de los blogs (o redes de blogs) más conocidos en España.
En uno me consta que tienen a una persona para eso: alguien que ha estudiado biotecnología y sabe de lo que habla. Alguien que si duda algo, sabe a quién preguntar, o pregunta a sus contactos para saber a quién preguntar. Una persona que ha hecho que en ese blog, siendo de tecnología, se haya publicado lo que ha sido quizá el mejor artículo de divulgación de los últimos meses. Y eso se hace teniendo un buen equipo y una persona que entiende del tema.
En otros sitios no me consta que haya personas con carrera científica, pero sí me consta que se documentan antes de escribir. Leen lo que pueden y miden sus palabras. Vale, sí, pueden meter la pata, todos somos humanos. Pero se han esforzado en buscar información y en pensar en escribir algo que suene lógico, y no un artículo sensacionalista.
Y luego están el resto.
Hace cosa de un mes uno de estos blogs publicó un artículo sobre “ciencia y medicina” que tenía unas cuantas burradas. Lo peor del asunto era que el 90% del artículo era una mera traducción de su fuente y el resto, la “cosecha propia” eran las burradas. Me cabreé y pregunté por el autor. Un editor nos puso en contacto. El autor dijo que a ver que pasaba. Yo le expliqué sus meteduras de pata, diciéndole que no tenía que citarme ni leches, que lo que tenía que hacer era corregirlo. Lo cambió de mala manera, dejando claro en el nuevo texto que no había entendido nada de lo que yo le había dicho. Me dijo que vale, que gracias. Pero no contestó a mis dos preguntas: si tenía conocimientos científicos a algún nivel o si había contactado con alguien antes de escribir tal cosa. Por supuesto, a mi sugerencia de que hiciese algo con las burradas que la gente estaba poniendo en los comentarios… ni caso.
Hoy me puse a ojear mi lector de feeds y ahí estaba. Una noticia de ese blog que pintaba mal. El título era muy sensacionalista. Abro y leo. WTF. El tema no lo deja nada claro. Dice que sí, que magufada… pero. Releo. Veo que eso suena fatal. Voy a mirar quién lo ha escrito. Mismo autor. Esto me empieza a sonar raro.
Decido lanzarme en plan kamikaze y mirar la vista de posts publicados por el mismo autor. Hay muchos sobre tecnologías varias, su supuesta especialidad. Luego me encuentro uno… uno relacionado con el que antes os dije que era quizá el mejor post de los últimos tiempos. Relacionado. Y muy penoso. Penoso al punto de tener que retractar algo por meter la pata mucho. Ahí lo dejo. Luego sigo… y me encuentro uno que pone virus. Hago clic. Lo leo. Pienso en suicidarme. Pienso cuanto me costaría el vuelo para ir a matar al chico. El post entero es un sinsentido.
En este punto no sabía qué hacer, así que tras un par de consultas, me he decidido a escribir este post, para que decidáis vosotros. Si por aclamación popular así lo queréis, cogeré dicho post (publicado, todo sea dicho, antes de mi conversación de hace un mes) y lo desgranaré mostrando las meteduras de pata que cualquier persona con unos conocimientos básicos de biología podría haberle aclarado. En caso contrario, seguiré guardando silencio. Por supuesto, como ya he visto que la curiosidad realmente mató al gato, aquellos que queráis saber nombres, siempre podéis preguntar (bueno, unos cuantos “defensores del bien” ya me han acosado a preguntas). Pero aquí sólo nombraré si finalmente analizo ese post en detalle. ¿Qué hago?
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