Ahora estamos en el futuro, éste es ese futuro en el que se nos prometían otros tipos de comida. Pero de la mismo forma que Soylent Green ocultaba un oscuro origen, en la actualidad nuestros alimentos tienen problemas similares, y vamos a llamarlos alimentos por decir algo.
En los últimos días, a raíz de un par de fotos se han lanzado un montón de ataques gratuitos en Twitter. Que a ver, digo yo que cada uno que se preocupe primero por su vida y lo de juzgar la de otra que se lo calle. Efectivamente, tenemos un problema con la obesidad en España y a nivel mundial, pero eso no se soluciona simplemente con decirle a la gente que coma más sano y haga ejercicio. Hay un montón de factores genéticos, epigenéticos, ambientales, etc que afectan a la composición corporal de cada persona. Lo que sí espero es que se pongan a disposición de todo el mundo herramientas para poder llevar una vida más sana. Que una vida poco sana es un problema, pero puede ser un problema de muchos y cada uno tiene prioridades. Pero para poder elegir algo, hay que tener opciones. Herramientas.
Herramientas para una vida sana pueden ser incentivos por buenos hábitos (ojo, no por buen IMC que os estoy viendo venir). Dar herramientas implica que sí sea más sencillo comer bien que comer mal. Porque sí, claro que se puede cocinar sano en casa y que salga barato, pero si a mi se me tuerce un día y quiero algo rápido a domicilio… por cada opción sana tengo 60 poco sanas, y la sana no va a ser ni barata ni rápida.
Pero hoy no venía a hablar realmente de esa parte, venía a hablar de la mentira en las etiquetas, de cómo se llega a dificultar todavía más la vida a aquellos que intentan dar unos pocos pasos en una dirección. Porque al igual que Soylent Green no tenía lo que decía tener, la mayor parte de lo que nos encontramos en un supermercado miente.
Fitness, qué bonita silueta
Los cereales… eso que se nos ha vendido que es imprescindible para ir por buen camino. Que sí, que ya sabemos que los ChocoCrispies de los críos tienen mucho azúcar, pero tenemos esos cereales “para mujeres” en cajas pequeñas, todo rosita y que dicen mucho sobre no tener azúcares añadidos, y también sobre las pocas calorías que tiene cada ración. La realidad, al mirar la letra más pequeña, es que la mitad de lo que hay en la caja es azúcar (sí, a veces más de 50 de cada 100g), y que lo de las pocas calorías es sólo si te tomas un puñado minúsculo que es lo que consideran ración. Puñado con el que te vas a morir de hambre en una hora, y ya veremos qué tienes a mano entonces.
Es un ejemplo, uno de muchos. Podemos añadir también los yogures que siguen la misma línea y que si no tienen una cosa, es que tienen otra… o que no te van a servir de mucho.
Los snacks bajos en calorías
El snack saludable dicen, que de saludable no tiene nada. Una minibarrita que destacan por tener pocas calorías y tiene 100, pero que no te sirve de mucho comerte. Porque si tenías hambre, no te va a llenar y seguirás teniendo hambre. Y si tenías más ansiedad que hambre, tampoco vamos a arreglar nada. Pero claro, tu cerebro te dice que es mejor comer eso que otra cosa. Mejor las galletas bio, las digestive, mejor si dice que sin azúcar, que es que tengo hambre pero no quiero engordar. Pues si tienes hambre tienes que comer algo que te llene, no algo que te deje igual y además te acabe generando más ansiedad. Un plátano llena mucho más que dos galletitas de esas. Se trata de que no tengas hambre, porque si sigues con hambre, comerás otra cosa, que es lo que hacemos todos antes o después. Ir por la vida con las tripas rugiendo no mola.
Muerte a los edulcorantes y los aditivos
Eso sí, en medio de todo esto es muy importante que lo peor son los edulcorantes artificiales, o eso dicen algunos. Es tan malo, que es mejor que te bebas una Coca-Cola normal, porque te va a matar lo mismo que la Zero, o quizá menos. Pero en cualquier caso que te quede claro que es horrible. Porque aquí es todo o nada, o eso parece. Y ahí tenemos que el que te diga que los cereales fitness y las galletas digestive mal, te insista en que las bebidas carbonatadas son también lo peor porque son “artificiales”. Lo artificial no es malo necesariamente. Y ahora hablo en serio: ningún edulcorante ni ningún aditivo es peligroso en las cantidades en las que podemos consumirlos. Por eso si lo que te hace abrir la nevera es ansiedad, está bien que te tomes una bebida edulcorada, o que le pongas edulcorante a un yogur natural, o a un café con leche o a lo que haga falta.
Los pasitos y las primeras piedras
Los cambios en la vida se hacen poco a poco, y el que quiera hacer cambios en su vida, probablemente lo encontrará más sencillo si puede ir haciéndolo poco a poco. Pero desde luego los insultos no ayudan a nadie, y mucho menos cuando no tenemos información suficiente como para juzgar a nadie (nunca la tenemos). El que esté libre de culpa que tire la primera piedra y eso… porque antes de criticar al resto, supongo que tendremos que mirarnos a nosotros mismos y jurar que jamás hemos comido o dejado de comer por ansiedad, que no hemos bebido alcohol ni fumado, ni hemos hecho una actividad física peligrosa, ni ninguna otra cosa que sea perjudicial para nuestra salud. Pues el que dice que “una cerveza no mata” que recuerde que un Big Mac tampoco.
Pero si alguien no puede tirar piedras, sin duda, es todo aquel que esté implicado en permitir que se nos mienta descaradamente en lo que se nos vende. Y está tan implicado el que etiqueta, como el que regula esas etiquetas, como el que compra lo etiquetado de una forma u otra. Tenemos que ser consecuentes con nuestras ideas y no podemos decir ni pío a alguien que compra algo que nosotros ayudamos activamente a que esté así en el mercado. Y no, el Nutriscore no lo va a arreglar, hasta lo va a empeorar, pero de eso hablamos otro día.
Si ahora tenemos productos en el supermercado que dicen que “sin azúcar” y resulta que el 50% son azúcar… ¿cuánto tardaremos en tener Soylent Green? Y hoy sí lo dejo claro antes de terminar, no vaya a ser: aquellos que hayan leído todo este rollo, quizá hayan interpretado algunas frases como serias cuando existe cierta ironía, así que antes de apresurarse a opinar se puede preguntar. Por otra parte, mi composición corporal, mis posibles enfermedades, mi posible herencia genética y las condiciones ambientales que me han llevado a tener la composición que yo tenga las conozco en detalle sólo yo, así que mejor no prejuzgar. Y si no lo hacéis conmigo, no lo hagáis con otras personas. Y que quede claro que ahora he tocado unos temas que me han venido a la cabeza y que no son ni los únicos ni los más importantes, pero eran los que en estos momentos más me estaban molestando. Otro día tocarán otros.
Yo el café lo tomo sin azúcar, pero con leche. Y a veces acompañado de un bizcocho, o de unas galletas, que nunca son 0% nada. Que calorías en el cuerpo hay que meter y el cerebro sin glucosa no funciona. Dicho eso, siempre podréis invitarme a un café:
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