¿Somos sociables “por culpa” de los hongos?

Si hace poco hablaba de la importancia de las bacterias de nuestro intestino para nuestro comportamiento a raíz de un estudio en ratones, hoy toca hablar de la importancia de los hongos. El estudio que me ha inspirado se ha hecho nuevamente en ratones, por lo que no sabemos si los resultados son extrapolables a humanos, pero desde luego es algo que vale la pena estudiar. En este caso, vamos a ver que hay una relación (en ratones) entre ser sociables y ciertos hongos.

La microbiota no son solo bacterias

He hablado más de una vez entre las bacterias “de verdad” y las arqueas, que aunque se parecen a nuestros ojos, no son lo mismo. Además, por mi obsesión con los fagos, he hablado más de una vez de la importancia de los virus en nuestro cuerpo. Igual que tenemos muchas bacterias, también tenemos muchos virus. Y sí, tenemos arqueas. Lo que a veces se nos olvida aunque muy en el fondo somos conscientes de ello, es que tenemos también hongos.

El estudio del que voy a hablar, que se publicó hace poco en Cell, se centra en el análisis de los hongos en el intestino de los ratones. Porque los ratones también tienen hongos en su intestino.

Los hongos del epitelio intestinal

Los investigadores encontraron que una serie de especies de hongos se localizaban en la zona del epitelio, y parecía existir alguna clase de interacción entre ellos. Al no tener muy claro cual sería su papel, los científicos se pusieron a analizar si había cambios entre los ratones. Aquellos que habían tenido daños en el epitelio intestinal tenían más hongos, pero lo más llamativo era que los que tenían más hongos parecían ser más sociables.

A nivel molecular ya sabemos que en general nuestra microbiota genera compuestos que nosotros utilizamos de alguna forma. En algunos casos nos ayudan a procesar alimentos, en otros alteran lo que serían nuestros niveles basales de algún compuesto. En este caso lo que se observó fue un cambio en los niveles de algunas interleuquinas, proteínas que tienen un papel fundamental en nuestro sistema inmunitario, y que además son diana habitual para el tratamiento de enfermedades autoinmunes.

Imagen de un ratón tapándose los ojos
No se me ocurre mejor forma de representar a un ratón poco sociable

La interleuquina social

Aunque también cambiaban los niveles de IL-22, la que nos interesa ahora es IL-17, porque si los ratones no tenían receptores en su cerebro para esta interleuquina, entonces su capacidad para ser más sociables con los hongos, desaparecía. ¿Es la interleuquina del hongo la responsable?

Por ahora todos los resultados son muy preliminares y recordemos que además son en ratones, pero desde luego yo espero que esto se tenga en cuenta en las terapias en las que se bloquea la IL-17. ¿Alguien se ha parado a analizar si esas personas tienen un comportamiento distinto? Curiosamente, creo que sí, aunque no desde esta perspectiva. Y es que hay personas con tratamientos anti-IL-17 que tienen problemas para relacionarse con terceros, pero se suele presuponer que se debe a la enfermedad que sufren. Quizá deberíamos empezar a plantearnos si hay otras causas. Desde luego, los ratones sociables gracias a los hongos nos han dado algunas ideas.

El artículo lo podéis encontrar aquí: Mucosal fungi promote gut barrier function and social behavior via Type 17 immunity

Si queréis ayudarme a pagar suscripciones a revistas y que no tenga que recurrir a otras vías… podéis invitarme a un café:


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *