Rastreo de contactos… casero

En estos momentos en los que tanto insistimos en la necesidad de hacer un rastreo de contactos adecuado para poder aislar a todos aquellos que puedan haberse contagiado y hacer pruebas en el momento adecuado, parece que en mi entorno se ha perdido toda posibilidad de que esto ocurra externamente. Tenemos varias opciones, pero si el propio gobierno suizo me dice que no tienen capacidad y los cantones que se rinden… pues no me queda más remedio que hacer un rastreo más manual.

El rastreo de contactos queremos que se haga a dos niveles. Por una parte yo quiero poder avisar a todo el mundo, por otra parte quiero que me avisen. Y la verdad es que aunque todos pensamos que cuando nos llame el rastreador sabremos qué decir, la cosa no es tan sencilla. Al menos yo tengo problemas para saber con quién he estado en contacto hace una semana. ¿Quién estuvo comiendo a la vez aquel día? ¿Y al día siguiente? Como no confío en que otros lleven la cosa tan detallada y creo que algunos queréis saber cómo podríais hacer esto, voy a contar qué estoy haciendo para poder enterarme de si he entrado en contacto con alguien positivo y para poder avisar yo.

La aplicación de rastreo de contactos

Casi ningún país considera que la suya funcione bien, y Suiza no iba a ser menos. Aunque en las primeras semanas de funcionamiento parecía que el número de códigos que se daban iba en aumento, los casos han subido mucho más rápido y en estos momentos muy pocas personas ponen un código.

Además, hay que tener en cuenta que la aplicación avisa sólo si se cumplen una serie de criterios: más de 15 minutos a menos de metro y medio hace menos de cinco días. Pero eso no quiere decir que el teléfono no registre otros contactos. Así, si se da código a un 5% de los positivos, puedo tener una idea remota de a cuantos positivos me he acercado y empezar a hiperventilar. Mi teléfono guarda los códigos dos semanas. Si reviso el número de códigos coincidentes en cada ronda de comprobaciones y me salen por ejemplo 10 en una ronda… eso implicaría que he estado cerca de 200 personas que han dado positivo.

Obviamente estar cerca no quiere decir contacto. Puedo haber estado suficientemente lejos en un sitio suficientemente ventilado y durante suficientemente poco tiempo. Pero es una forma más de estimar el riesgo. Además, si se cumplen los requisitos la aplicación avisará. Pero mientras, revisar las comprobaciones del teléfono me permite saber el nivel de riesgo. Riesgo que veo alto. ¡200 personas!

La tabla de presencia

A nivel del laboratorio hemos optado por una hoja de cálculo compartida en la que tenemos una pestaña para cada semana. A su vez, la semana está dividida en días y los días en tres bloques horarios. Cada bloque horario tiene huecos para los diferentes puestos de trabajo. De esta forma si yo he puesto que he estado en el primer bloque de un día, puedo ver que a esa hora en mi mismo laboratorio estaban dos personas más, y también quién estaba en los de mi entorno (ya que compartimos zonas comunes).

Este sistema implica que todo el mundo ponga de su parte y diga la verdad. Como no tenemos horas exactas, no quiere decir que sí o sí hayas coincidido con esa persona, pero nos permite tener una idea aproximada de los contactos. Además, tenemos que tener en cuenta que hay espacios cerrados sin ventilación, y en ellos tenemos que valorar también a los que han estado 10 minutos antes que nosotros (o media hora o dos horas).

Lo bueno es que es compartido, lo malo es que no todo el mundo ayuda lo que debería. Así que necesito un nivel de detalle mayor.

Mi propia lista de contactos

Cuando todo lo anterior falla, queda sólo una opción, que es en la que he entrado recientemente. Llevar mi propia lista. Claro que no sé con quién he estado en contacto en algunos sitios, pero sé dónde he estado. La situación actual me ha llevado a minimizar la exposición al máximo. Si voy a un local X me lo apunto y vigilo las noticias locales para saber si hay un brote. Y voy siempre a los mismos sitios, con los que pueda tener suficiente confianza como para enterarme.

A nivel persona-persona, viene la lista de contactos. Ya no es eso de fiarse de la del laboratorio. Apunto con quién comparto espacio cada día durante bastante rato y, sobretodo, aquellos que han estado cerca comiendo o tomando café. Con aquellos con los que paso más tiempo tengo más contacto como para saber si empiezan a sentirse mal, sobretodo porque aquí no se hace test a cualquiera.

Y así avanzamos… centrándome en el que el mundo que me rodea es lava, que no puedo tocar nada ni acercarme a nadie. Saliendo siempre con mascarilla (no es obligatoria en todas partes). Sentándome lo más alejada del mundo que puedo en el transporte público y cambiándome de asiento si alguien no lleva mascarilla. Y aclaro, esto implica unos tres o cuatro cambios de asiento todos los días. Sin ir a bares, ni comer en sitios cerrados. Abriendo ventanas allí a donde voy. Limpiando las manos y usando litros de alcohol en las zonas que tocamos muchos.

Y pese a todo ese intento de rastreo de contactos y minimización, cada vez lo noto más cerca. Más de 200 contactos “lejanos”. Un contacto con un contacto (que yo sepa). Y PCRs en mi contactos cada semana. A mi no me ha tocado todavía, pero temo el día que me levante con dolor de garganta. Y llegará si no cambiamos rápido las normas y sobretodo las actitudes. Desde luego, Suiza no es como algunos quieren pintarla.

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