Es un modo de verlo. El plato que he intentado hacer hoy, aunque de forma no demasiado exitosa, vienen siendo las lentejas que haría un estudiante con pocos recursos.
Tradicionalmente a las lentejas uno le echa de todo. El otro día hablaba con mi jefe sobre cocinar lentejas (ya lo sé, a veces tenemos unos temas un poco extraños) y él me decía lo que le echaba a las lentejas… y yo acabé preguntando si encontraba las lentejas entre tantas cosas. Mi versión de hoy no lleva apio, ni tomates, ni pimiento, ni ninguna de esas hortalizas que, seamos realistas, un estudiante-becario-investigador jamás tendría en su nevera.
Por ser el primer post sobre cocina, me voy a intentar explicar un poco más, pensando en el precario estándar con nulas habilidades culinarias que pueda leer el post. Intentaré hacerlo divertido simultáneamente… a ver qué churro me sale 🙂
Punto 1. Materiales (para 4 raciones):
- Lentejas. Esta parte es la más importante. 200g de lentejas variedad pardina deberían ser suficientes. Cualquier otra variedad también vale. Lo interesante de la pardina es la no necesidad de dejarlas hinchar previamente. Después explico la historia.
- 2 chorizos. O lo que es lo mismo, un chorizo por cada 100g de lentejas. Yo sólo uso chorizo normal y corriente, pero por lo que se ve la gente suele preferir usar chorizo dulce (el de toda la vida), picante y morcilla. Mezclad en las proporciones que más os guste.
- Carne de algún tipo. Las lentejas son muy dadas a recoger los pedacitos de carne sobrantes de un guiso o similar, pero si no tenéis nada, siempre se puede recurrir al paquetito de cintas de bacon o de jamón. Entre 150-200 gramos.
- Caldo de carne. Esto ayuda a dar sabor. No uséis nunca caldo tipo avecrem, y mucho menos si habéis usado como carne las cintas de bacon o de jamón serrano. Nunca!! Podéis comprar cubitos de caldo comerciales (son salados, pero no tanto), el típico caldo en brik, o hacer cubitos de caldo casero (en algún momento dedicaré un post a esto). El caso es, que deberíais añadir un cubito o un vasito.
- Especias varias: aquí cada uno según preferencias. Pimienta, nuez moscada, una pizca de azafrán, una cucharadita de pimentón dulce, un poquito de laurel…
- Cebolla y ajo. Debido a mi gran intolerancia, en mi casa nunca hay cebollas. La gente dice que usa media cebolla… yo con eso ya me muero fijo. Una opción (con la que por cierto, yo no me moriría) es añadir cebolla seca. Tiene sus ventajas, ya que no se estropea y no apesta toda la casa. También la hay congelada, o podéis congelar la sobrante. A vuestro gusto. El ajo yo generalmente lo uso en polvo por las mismas razones. Creo que la proporción correcta sería una cucharadita de cebolla seca y media de ajo.
- Aceite y alcohol. Yo añado un chorrito de aceite. Como es una medida poco exacta… vamos a decir, una cucharada “generosa”. Tradicionalmente se añade medio vasito de vino blanco. Yo de eso no tengo… Una alternativa es un chupito de whisky/brandy/coñac…
Con esto tenemos todos los ingredientes. ¿Cómo procedemos? Ahora viene la parte difícil… difícil para mi, que estas cosas las suelo explicar con demasiadas palabras en gallego…
Punto 2: Métodos
En una cacerola de tamaño medio, ponemos especias, cebolla, ajo y aceite. Si la cebolla y/o el ajo son de verdad, calentamos un poquito hasta que la cebolla se dore. Añadimos lentejas y agua (un litro más o menos) y removemos bien. Mientras esperamos a que hierva, añadimos chorizo y carne. Una vez que rompa a hervir añadimos el alcohol (esto se puede hacer antes… creo que sólo es paranoia mía lo de esperar a que esté hirviendo) y removemos bien. Con todos los ingredientes en la cacerola, sólo toca esperar. Lo mejor es ponerlas a fuego medio e ir removiendo de vez en cuando para evitar que se peguen y/o se queden sin agua. Entre 40-60 minutos, las lentejas estarán listas. Eso va a depender mucho de la potencia de vuestra cocina y la difusión de calor en vuestra cacerola. Para saber si están basta con ir probando las lentejas… un gran esfuerzo 🙂
El remojo. Os he dicho que lenteja pardina, que no hay que dejarlas hinchar. Si tenéis prisa o sois organizados, sí podéis hacerlo. Unas horas antes (lo normal es la noche anterior), ponéis las lentejas en una ensaladera con agua. Las lentejas van a hinchar (poquito, pero dejadles algo de sitio) y después tardarán mucho menos en cocer. En otras variedades de lenteja este paso es imprescindible, al igual que con alubias o garbanzos, ya que la cocción se alargaría horas.
La cantidad de agua. Os he dicho que evitéis que se peguen y/o se sequen. El plan es que queden relativamente secas, pero sin pegarse. Ahora me diréis que es que os gustan las lentejas con mucha salsa. No os preocupéis, eso se arregla después. El caso es que queremos congelarlas, y para eso lo mejor es que vayan bastante sequitas. Cuando las hayáis preparado un par de veces le habréis pillado el truquillo a la cantidad de agua.
Sal. No he añadido sal!!! Ya lo sé. El caso es que el caldo de carne, y la carne que añadís si son cintas, ya es suficientemente salado. En mi caso, hoy, me ha quedado salado… sin sal. La idea es que cuando probéis las lentejas y decidáis que ya están bien cocidas, saléis si es necesario. Eso ya al gusto de cada uno.
Y bueno, con esto… tenemos una cazuela llena de lentejas. ¿Y ahora qué? Pues con las cantidades que os he dicho, tenéis más o menos para tres-cuatro raciones, según lo comilones que seáis. Apartáis la cazuela del fuego y la dejáis enfriar (esto debería conllevar que la salsa cuajase bastante). Ahora toca entupperar. El próximo post será sobre el proceso de entupperado, lo prometo.
Una vez entupperadas, las guardáis en el congelador hasta el día que os las queráis comer. Lo mejor es que las saquéis del congelador la noche anterior (al igual que el resto de platos cocinados previamente). Antes de calentarlas le añadís medio vasito de agua más o menos. Calentáis 3-5 min en el micro y listo. Una vez las mezcléis bien debería quedar una salsa más o menos espesa según la cantidad de agua que hayáis añadido, a vuestro gusto.
No olvidéis que ese día, además de las lentejas, tenéis que llevar pan!!! Porque todos sabemos que las lentejas no sientan bien sin pan para mojar en la salsita… y os aseguro que os habrá quedado una salsa muy rica. Otro día hablamos también del proceso de congelación de pan.
Espero que os aproveche 🙂
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