Nuestra mudanza va viento en popa.
Primero, voy a tocar los aspectos técnicos… Antes de nada, en el post anterior decía que el seguro de la casa eran 80 al mes. Error, son 80 al año, que una ya no sabe ni lo que escribe. Todavía no lo he contratado, pero creo que ya lo tengo elegido. He encontrado uno por 120 para los dos, que incluye los robos incluyendo los que son fuera de casa. Teniendo en cuenta que nos pasamos la vida con iPhone y iPad encima, estoy valorándolo.
Lo que si he hecho ha sido elegir la conexión a internet. No tenemos todavía muy claro si la cuota de teléfono la tenemos que pagar o no, que serían unos 30 francos al mes. Tras comprobar la disponibilidad en la zona, me he animado a contratar Cablecom, con una conexión de 150 megas. En unos 10 días supuestamente me llegará el modem a casa y se supone que es conectarlo y listo. Ya veremos como acaba.
Otro de los grandes quebraderos de cabeza cuando te mudas es el cambio de dirección del correo. Por suerte, aquí la empresa de correos, Die Post, te soluciona la vida. En su web te puedes registrar y tras una comprobación de que vives donde dices que vives (te envían una carta con código de activación), puedes hacer bastantes cambios por internet, como decirles que no entreguen correo mientras estás de vacaciones, o que los paquetes te los lleven a otro sitio. Lo que hemos hecho es notificarles que nos mudamos, y por 35 francos, las cartas que nos lleguen a los dos, irán automáticamente al piso nuevo durante un año, dándonos tiempo a avisar a todo el mundo del cambio. También te ofrecen ir avisando ellos según lleguen cosas, pero hemos preferido hacerlo nosotros.
Ahora, la llegada de los muebles. Nos habíamos quedado el lunes con la duda de que pasaría en la entrega. Allá me fui yo a la casa nueva a las 4 de la tarde a esperar, en medio de una gran tormenta sobre Berna. En cuándo pasó la tormenta sonó el teléfono y el señor de Ikea me comunicó que en 15 minutos llegaban. Fue más bien media hora, y llegó el de Migros a la vez…
Primero le dije al de Migros que dejase todo en el portal, porque no podía ni plantearme pedirle que lo subiera con los de Ikea allí. Ellos se hicieron ilusiones, pero a ellos les dije que no, que arriba. Se acordaron de todos mis muertos y no disimularon su cabreo, pero subieron las cosas, mientras yo iba subiendo lo de Migros. Una vez que dejaron todo en el salón, yo acabé de subir las bolsas y después me dediqué a morir un rato. Descansé un poco y me puse a la faena, guardando toda la compra. Es sorprendente la capacidad de almacenamiento que tenemos, porque tras guardar 16 litros de leche, unos 25 de zumo, 6 botellas de coca cola, 4 kilos de pasta, 2 de arroz, 4 de harina, etc etc, siguen estando la mitad de los muebles vacíos. La cosa fue muy cansada, pero me alegra saber que por una temporada no tendremos que estar cargando con compra pesada cada fin de semana, y podemos centrarnos en las cosas frescas.
Al acabar, me puse con lo de Ikea y monté el colgador de la entrada y el estante del baño. El colgador fue bien, pero con el estante tuve que luchar un poco más. Como ya era bastante tarde, ahí quedó la cosa, aunque mientras yo montaba Nacho se ocupó de subir al dormitorio las cosas que correspondían, y antes de irnos abrimos el colchón para que fuese estirando. Es sorprendente el efecto de quitar el vacío de un colchón enrollado de Ikea. Yo aviso, no os pongáis detrás o estaréis a punto de morir aplastados, lo digo por experiencia propia.
Con esa parte en casa, ayer nos ocupamos de la fase dos. En lugar de ir a la tienda y cargar, está vez hemos encargado las cosas por internet, aunque tardarán un poco más en llegar. Hemos pedido el sofá, la mesa del comedor, el armario y una estantería. Son paquetes enormes y es posible que los señores de Ikea esta vez si nos manden a Parla, por lo que pretendemos que nos lo entreguen en sábado (sería en cosa de 15-20 días) de forma que si no lo suben, abriremos los paquetes abajo e iremos subiendo pieza a pieza.
Antes de que eso llegue, tenemos que ocuparnos del resto. Este fin de semana pretendemos dedicarlo a montar todo lo que hemos comprado hasta el momento, y deberíamos también trasladarnos ya. El jueves que viene tenemos que entregar las llaves del piso viejo, y no quiero estar el miércoles a la noche corriendo con cosas. El caso es que aunque hay algo de comida, no hay mucho con que prepararla, así que también nos tocará ir a comprar cosas de cocina. Supongo que el sábado en horario de tiendas (de 9 a 5) nos encargaremos de las compras y después del montaje. El domingo lo repartiremos entre montaje y traslado, a ver si conseguimos que el otro piso quede listo. Presiento que va a ser un fin de semana duro.
Casi dos días después de la recepción de las cosas puedo decir que tengo unas agujetas en los brazos horribles y que no se como leches voy a hacer para sobrevivir al fin de semana. En sí, este post quería haberlo escrito ayer, pero me dolía tanto todo y estaba tan cansada que en el tren me dediqué a vegetar medio dormida. Pese a ello, la ilusión por instalarnos en el piso nuevo puede más que todo el dolor del mundo.
En la próxima entrega os contaré como ha ido el fin de semana. Estad atentos, que se que más de uno quiere saber como acaba la historia!
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