Ahora que estamos de lleno en la vuelta al cole, surge en muchos entornos una duda más que razonable sobre la persistencia del coronavirus en el papel. ¿Qué hacemos con los libros? Los libros no podemos bañarlos en lejía o en alcohol. Pero no sólo son los libros del cole, también los de las bibliotecas, los periódicos, las libretas… todo lo que sea, en general, papel. Y nos surgen dudas sobre qué hacer para que el papel no sea una fuente de SARS-CoV-2, el coronavirus causante de la Covid-19.
Mi yo más tecnológico me dice que la mejor solución a estos problemas es ir paperless por la vida. Pero por otra parte los libros en papel tienen ese “que sé yo” que hace que siga comprando algunos. Y por otra parte, es evidente que en una escuela esto puede suponer un problema, pero muchísimo más en una biblioteca. Entonces… ¿qué dicen los estudios disponibles sobre el tema?
Los experimentos…
Los experimentos son experimentos, y hay que tener mucho cuidado con la interpretación que hacemos. Porque en un laboratorio, los caballos son esféricos y sin rozamiento si hacen falta. Con esto quiero decir que todo lo que se haga en condiciones de laboratorio, no va a ser igual en el mundo real.
Para saber qué experimentos se han hecho hasta el momento, hice una búsqueda en PubMed para encontrar los artículos disponibles sobre persistencia de SARS en papel. Generalicé para poder encontrar también estudios realizados previamente con el SARS-CoV-1. Una vez localizados los primeros resultados, expandí mi búsqueda a los artículos relacionados y los citados.
Mi conclusión en estos momentos es que no hay suficientes estudios. Además, todos se han realizado en condiciones muy controladas, lo que dificulta mucho extraer conclusiones para el mundo real. Además, como se utilizan cargas virales diferentes, los tiempos que se obtienen no son siempre los mismos.
¿De qué depende la persistencia del coronavirus en papel?
Un virus “sobrevive” si puede ser infectivo. Encontrar restos de virus no implica que el virus pueda infectar, así que necesitamos saber si pasado X tiempo, si recogemos lo que queda y lo ponemos en células, todavía puede infectarlas. Este es el primer punto a tener en cuenta, estamos utilizando exactamente el mismo punto en el que se dejó una gota anteriormente.
La capacidad para infectar decae con el tiempo, pero hay factores externos que hacen que decaiga más rápido. Los experimentos en laboratorio se hacen siempre a una temperatura de entre 20 y 25 grados y con una humedad de un 40%. Temperaturas muy altas hacen que el virus decaiga más rápido (fuera del cuerpo el calor no le gusta). Además, una humedad más baja dañará el virus (aunque puede suponer un problema en la transmisión por aerosoles).
Por otra parte, cuando medimos la cantidad de virus lo hacemos respecto a una concentración inicial, y lo que medimos es lo rápido o lento que decae. De media, una persona infectada sintomática se dice que tiene 100000 virus/ml en las muestras que se toman para PCR. En un experimento en el laboratorio, se toma una muestra a esa concentración y se deja secar en el papel. En la vida real, esa gota nunca se dejaría ahí y punto, ya que probablemente dispersásemos los virus por el papel con nuestras manos, haciendo que la concentración inicial en un punto fuese menor.

Los números, queremos un número!
Dar un número de horas es muy complicado. En un estudio con una cepa de SARS, observan que la mitad de las células de su cultivo se infectan con lo que ha quedado en el papel incluso hasta 3-4 días después de depositar su gota, pero parten de una concentración 10 veces mayor de la que propuse en el párrafo anterior.
Otro estudio con otra cepa de SARS va más allá. Parten de diferentes concentraciones y analizan el tiempo que tardan los virus con capacidad para infectar en reducirse a la mitad. En su caso, con la misma concentración que el estudio anterior, 1 millón de virus por mililitro, los virus se reducen a la mitad en 24 horas. En cambio, si se reduce 10 veces la cantidad inicial de virus, el tiempo pasa a 3 horas, y si hablamos de una reducción de 100 veces, son menos de 5 minutos. Es decir, si la gota inicial tiene 10000 virus/ml, en menos de 5 minutos tenemos 5000. Pero… ¿cómo decae esto? ¿es lineal? No, es exponencial.
Aquí entra un tercer estudio, mucho más reciente y que compara SARS-CoV-1 y SARS-CoV-2. En este caso no utilizan papel, utilizan cartón, pero a efectos nos vale para poner algunos números. Una de las gráficas del artículo muestra cómo la caída en el número de virus es exponencial (muy rápida al principio y muy lenta al final). Según sus resultados, y para lo que nos importa, pasadas 24 horas no queda ningún SARS-CoV-2 viable en el cartón, aunque para el SARS-CoV-1 con 8 horas era suficiente. Para comparar los resultados con los artículos anteriores, podemos decir que en este caso, para el SARS-CoV-2 en cartón, se reduce el número de virus viables a la mitad en menos de 4 horas.
¿Entonces qué hacemos?
Para poder contagiarnos tras haber tocado papel no sólo tiene que haber virus, tiene que haber virus suficientes como para que puedan producir una infección. Si un virus solitario entra en nuestro cuerpo, nuestras defensas se ocuparán de eliminarlo. Por esta razón, no es necesario esperar a que el papel no tenga absolutamente ningún virus, lo que hay que hacer es esperar a que la cantidad de virus sea suficientemente baja y, por lo tanto, despreciable de cara a una infección.
Cuando tocamos libros, periódicos, revistas… etc, que han sido tocados por otras personas, la higiene de manos es siempre fundamental. No se trata sólo del coronavirus, se trata de los millones de microorganismos que podrían quedar en esas páginas. Es importante una correcta higiene de manos tanto antes (para no dejar nuestros bichos), como después (para no llevarnos bichos). Si cumplimos con la higiene de manos, el riesgo estaría en la posibilidad de llevarnos a la boca, la nariz o los ojos el virus durante el tiempo de lectura.
Teniendo en cuenta que según todos los estudios que comenté antes en unas horas el virus se reduce a la mitad, podemos intentar buscar un compromiso, un punto en el que todavía quede algún virus en el papel (si es que había inicialmente), pero que no vaya a suponer un problema. Partiendo de los datos previos, si la persona que ha dejado sus virus en el papel era asintomática (menor carga viral), probablemente no queden suficientes virus pasadas unas 8 horas como máximo. Si tenemos en cuenta la higiene de manos, habrán llegado menos virus al papel, por lo que podemos recortar el tiempo. Si además llevaba puesta una mascarilla, podremos reducir ese tiempo muchísimo más, ya que no habrán caído en el papel gotas con virus concentrados.
¿En resumen?
Si queremos buscar un criterio razonable, en base a los estudios disponibles, podríamos decir que en contextos en los que las normas de higiene de manos y uso de mascarilla se cumplen, con “cuarentenar” el papel un par de horas sería más que suficiente, ya que en principio ni siquiera sería necesario. En cambio, en contextos en los que no se puede asegurar ese cumplimiento (por ejemplo, libros en un aula de educación infantil), lo razonable sería retirar los libros tras su uso (con las manos limpias!) y dejarlos apartados en una caja hasta el día siguiente. De media, cuando dudamos de la higiene de los usuarios, cuatro horas asegurarían una reducción suficiente. Por supuesto, estoy asumiendo que en ningún caso se trata de una persona con sintomatología clara (alta carga viral) tosiendo encima del libro… porque eso quiero pensar que no va a pasar. Así que bueno, poner los libros en cuarentena quizá sí, pero dejarlos dos semanas no tiene ningún sentido, la persistencia del coronavirus en papel no es el problema que puede parecer.
Dicho todo esto, deberíamos preocuparnos más por mantener una correcta higiene y menos por las horas que hay que apartar un libro de su estantería. En la vida real las condiciones no son las del laboratorio y los virus son viables durante menos tiempo. Corremos más riesgo exponiéndonos a otras personas en nuestro entorno, o tocando otras superficies que no se higienizan lo suficiente. Si llevamos siempre las manos limpias y utilizamos mascarillas, los libros no van a suponer ningún riesgo, así que todos a leer más, que falta nos hace.
Si te ha gustado lo que has leído y aprecias mi labor de comunicación, puedes apoyar mi proyecto invitándome a un café en Ko-fi. Además, estaré encantada de contestar a todos los comentarios más abajo. ¡Gracias por leerme!
Deja una respuesta