Tras muchas idas y venidas, finalmente soy yo la que se va a USA.
Sí, la ayuda para la estancia del Ministerio me la denegaron. Y me cabreé mucho y se canceló la estancia. Pero un congreso de cristalografía hizo que coincidiese con el señor que me iba a recibir allí, y que él insistiese en que yo fuese de todas formas. ¿Cómo ir sin financiación? Pues repartiéndose los gastos, y con mucha imaginación.
El caso es que yo iba a ir de todas formas en octubre a un congreso en Texas, así que mi jefe se hizo cargo del transporte. Para él implica pagar sólo un poco más, ya que al fin y al cabo el vuelo caro es el España-USA. Los vuelos nacionales son asumibles… Después el señor MR y el señor VR se reparten los gastos allí, cada uno paga mi residencia en su labo, y se han comprometido a proporcionarme dinero suficiente para que no me muera de hambre, todo un detalle.
Entonces, pasamos a los aspectos clave. Lo primero fue decidir las fechas. Claramente no podía irme el 15 de septiembre como estaba previsto inicialmente, ya que lo estábamos dialogando a 25 de agosto… así que hubo que retrasar la historia un mes. Eso implica que primero me voy al congreso, luego paso un mes en el labo de MR y luego otro mes en el de VR, llegando justa para las jornadas de navidad de mi centro de investigación… yujuuu!
El siguiente paso fue reservar los aviones. La ruta va a ser digna de un mapa estilo Indiana Jones. El día 8 de octubre salgo de Madrid. El primer vuelo es el peor. Madrid-Dallas, 11 horas. Allí pasaré el control y, si todo va bien, entraré oficialmente en USA. Allí tengo un hotel reservado, que llego a no sé que hora indecente de la noche. El siguiente vuelo es Dallas-Corpus Christi, ya que es el aeropuerto más cercano al sitio del congreso. Después una horita en coche hasta el sitio en cuestión. Al acabarse el congreso, viaje en coche y avión Corpus Christi-Dallas, para coger otro avión, esta vez Dallas-Indianapolis. Allí alguien se ocupará de recogerme y llevarme a la que será mi residencia durante un mes.
El siguiente paso es fácil: Indianapolis-Washington. Allí pasaré un mes en el labo de VR y vendrá el paseo de vuelta, Baltimore-Dallas y después Dallas-Madrid. Después de eso creo que podré morir tranquila.
El problema con esto es que ya no me daba tiempo a tramitar visado, así que aproveché el sistema Visa Waiver, y cubrí (y pagué) mi ESTA. Con eso se supone que declaro que ni soy terrorista, ni nazi, ni voy a matar a nadie, y deberían dejarme entrar. También tuve que solicitar un número REDRESS, porque los de Iberia son unos tocacojones y te lo “recomiendan”. Se supone que ese número demuestra que tú eres tú, y no un terrorista que se llama igual que tú. El formulario es de lo más divertido, te preguntan cómo eres, cosa que a mi me hizo dudar mucho… ¿peso en libras? ¿altura en pies? ¿color de pelo? En fin… están locos estos americanos.
Mientras tanto, me buscaron residencia. Aunque para la estancia con MR en principio iban a alquilarme un apartamento compartido, finalmente quedó un hueco en la residencia universitaria, así que allá voy. Su secretaria es muy eficiente y ya se está matando para intentar que durante ese tiempo tenga internet, y que no me falte de nada.
La residencia con VR es más complicada… No tienen residencia universitaria, pero como es una universidad católica, tienen acuerdo con algunas residencias privadas… así que me mandan a una residencia de monjas para señoritas. Eso va a ser muy divertido… para todos vosotros, menos para mi. A ver si no mato a ninguna. Las condiciones de la residencia son totalmente surrealistas. Evidentemente nada de internet, el móvil sólo si hablas muy bajito, prohibido visitas de chicos, las de chicas sólo en cierto horario. Si no estás allí a las 6 en punto no cenas. Etc etc. Ay, que mal lo voy a pasar…
Vamos a asumir que esa parte del reto ya la tengo superada, pero ahora viene lo difícil. Con tanto ajetreo… ¿qué equipaje me llevo? Mi idea actual es llevar una maleta grande (recordemos que el límite de peso son 20 kg) y una maleta de mano. Muchos me diréis que la maleta de mano es un coñazo, pero seamos realistas, nadie sabe qué puede pasarle a mi maleta grande, y es importante llevar un kit de supervivencia encima. Además, entre el portátil y demás cacharros electrónicos, la mochila que llevase iba a pesar un huevo. Cuando fue a Grenoble lo hice así y me arrepentí un montón… Así que prefiero la maletita. La maleta de mano son 10 kg, pero entre bolso (que tiene que ir dentro) y portátil con sus accesorios ya van 5 kg, así que tampoco es que pueda meter mucha cosa más…
He mirado las temperaturas medias de los sitios a los que voy en cada mes y, de media, voy a estar entre 0 y 30 grados. De media, he dicho, puede que más, puede que menos…
Ahora, mi único objetivo es pensar qué coño meter en las maletas. Qué cosas llevarme, qué cosas dejar… Y es que ni siquiera tengo la maleta grande todavía. Soy un desastre…
Así que, una vez más, pido consejo… ¿qué debería llevarme en la maleta?
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