Nuevas Asgard para explicar nuestro origen

Las arqueas Asgard son las más cercanas a nosotros… que sepamos. Y las Asgard esconden secretos sobre nuestro origen. Es un superfilo, es decir, un grupo muy grande, que incluye arqueas que hasta donde sabemos son muy cercanas a los eucariotas, grupo en el que nos encontramos todos los organismos cuyas células tienen núcleo.

Aunque se tardó un poquito más en darles nombre, las primeras arqueas Asgard se encontraron hace unos 20 años en el Castillo de Loki, un conjunto de fuentes hidrotermales en el Atlántico, entre Noruega y Groenlandia. Las fumarolas se descubrieron y despertaron interés en 2008 y un par de años más tarde se localizaron las primeras arqueas. Dado el nombre que se le había dado al lugar, las arqueas allí encontradas se clasificaron en el filo Lokiarchaeota. Poco después, se encontraron arqueas similares en otros lugares, así que se mantuvo la temática en los nombres y se creó el superfilo Asgard. Asgard, por cierto, es uno de los nueve mundos que surgen del árbol de la vida en la mitología nórdica, además de una raza de Stargate.

Las Asgard no se dejan analizar

Pese al claro interés de muchos investigadores, no es nada sencillo estudiar estas arqueas. Por una parte, es evidente que la toma de muestras es complicada, ya que hay que acceder a aquellos lugares en los que viven felices, y dado que son ambientes extremófilos, la cosa se complica. Estamos hablando de “bichos” a los que les gusta el calor extremo, el pH extremo, la presión extrema, y más cosas extremas. Algunas viven dentro de fumarolas en las que si metiésemos una mano no nos quedarían ni los huesos.

Una vez conseguida una muestra, es casi imposible cultivarlas en un laboratorio. Y digo casi porque en veinte años, se ha conseguido cultivar una especie. Probablemente esto mejore en los próximos años, pero eso dificulta su análisis, ya que ni puedes purificarlas correctamente, ni multiplicarlas. Por ello, aunque se hace el análisis del genoma que se extrae del medio natural, a veces juntar las piezas de la secuenciación no es nada fácil. De la misma forma, aunque se intenta asignar una función a cada proteína por similitud con otras proteínas, no siempre se puede extrapolar. Pero en ese análisis es en el que nos vamos a centrar hoy.

Los genes de nuevas Asgard dan pistas de nuestro origen

Recientemente, un grupo de investigadores analizó un montón de muestras de ácido nucleico de arqueas Asgard para intentar clasificar lo que había en su muestra. Una vez asignada una parte, pudieron reconstruir 75 metagenomas nuevos, cuyos genes pudieron también asignar, en gran parte, a grupos de genes descritos previamente (COGs, Clusters of orthologous genes).

Como sus nuevos metagenomas no caían bien en los grupos ya establecidos, de su estudio salen nuevos filos, la mayoría en la línea de nombres nórdicos previos y uno, el filo que más llama su atención, derivado del Rey Mono de la mitología china: Sun Wukong. En su honor se nombran las Wukongarchaeota.

Curiosamente, en estas nuevas arqueas Asgard se identifican una serie de señales que podrían darnos datos sobre el origen de los eucariotas, pero parece que no salimos del dilema de los últimos años.

Charca de Yellowstone que podría tener arqueas Asgard que serían nuestro origen... o no
En estos sitios hay arqueas… pero yo no metería la mano

En qué nos parecemos arqueas y eucariotas

La presencia de una serie de genes que normalmente consideramos que son característicos de eucariotas en estas arqueas debió ilusionar mucho a los investigadores. Y es que aunque tenemos relativamente claro que los eucariotas venimos de las arqueas (con cierta colaboración de bacterias), no sabemos cómo. Una de las teorías dice que surgimos como una rama paralela, que sería cercana a este nuevo filo descrito en honor al Rey Mono. Pero otra teoría dice que no, que nosotros salimos de una rama previa, mucho antes de la diferenciación de los filos de arqueas que conocemos.

Con los datos recién publicados seguimos igual, dependiendo de qué genes se analicen. Porque si queremos, podemos utilizar los datos para apoyar una versión o la otra, pero la realidad es que no permiten descartar nada. Lo que sí parece quedar bastante claro, dado que ahora hay muchos más genes que codifican para proteínas como las eucariotas, es que existe evolución por transferencia horizontal, por pérdida y por duplicación (nada que sorprenda). Aunque la pérdida y duplicación de genes es algo que visualizamos mejor por las mutaciones, la transferencia horizontal es fundamental para la evolución de procariotas y tendemos a olvidarnos de ella: permite intercambiar genes entre organismos como quien cambia cromos… pero en versión procariota.

Conclusiones

Aunque por ahora las arqueas Asgard todavía no nos han contado nuestro origen, está claro que deben tener las respuestas, así que estoy segura de que muchos investigadores seguirán analizándolas, y quizá jugándose algo más que una publicación para conseguir las muestras.

Hemos avanzado un poco, ampliando el conocimiento sobre estas arqueas desconocidas todavía para gran parte de la población, arqueas de las que sabemos poco, y cuya vida nos resulta desconodida y, quiza por eso, nos parece tan apasionante. Si por el extremo contrario del árbol de las arqueas estamos intentando conocer el origen de la vida y qué las diferenció de las bacterias, en este extremo intentamos resolver nuestro propio origen, el de los organismos con células con núcleo. Nuestro “eslabón perdido” probablemente tendrá nombre nórdico.

El artículo con las nuevas Asgard: Expanded diversity of Asgard archaea and their relationships with eukaryotes

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