¿Mata igual la Salmonella al mediodía que a la noche?

Existen un montón de mitos sobre la alimentación y las infecciones, y muchos de ellos giran sobre la idea de la comida en mal estado o en qué momento es adecuado comer algo. Sabemos que muchos de esos mitos surgen de una idea lógica, de algo que sí tiene sentido, pero que han derivado en otras ideas que nada tienen que ver con la original. Uno de los alimentos que más mitos genera es el huevo, concretamente el huevo que va a la mayonesa. Pocos hablan del riesgo de salmonelosis (porque el huevo puede llevar Salmonella) y casi todos se centran en si la mayonesa se corta o no se corta. Nos dicen las abuelas que no podemos hacer mayonesa durante la regla porque se nos corta (spoiler: es mentira), pero… ¿Y de comer mayonesa por la noche?

Aunque no se suele decir así directamente, sí se asocian aquellas comidas que se acompañan con mayonesa a cosas que se consumen al mediodía, y menos a la noche. De la misma forma, hay otros alimentos que siempre se dice que no se comen por la noche porque… “inserte mito aleatorio aquí”. Yo hoy os voy a contar que sí hay evidencias científicas que apoyan que algunos riesgos, si vamos a correrlos, mejor hacerlo de día.

El ritmo circadiano y la microbiota

El cuerpo humano tiene su propio reloj biológico, y se rige por lo que llamamos ritmo circadiano. Respondemos a la luz, y aunque no vayamos a mirar un reloj, nuestro cuerpo sabe cuando toca dormir o cuando toca comer en función de la posición del sol. Cuando no estamos expuestos al sol, mantenemos el recuerdo durante un tiempo, con una especie de inercia a mantener el ritmo, y cuando alteramos la exposición ese ritmo se altera, y necesitamos varios días para adaptarnos. Es lo que llamamos jet lag, y lo gestionamos mejor cuando viajamos hacia el oeste que hacia el este.

Aunque es muy evidente que ese ritmo regula el hambre y el sueño, regula miles de procesos en nuestro cuerpo, procesos que ocurren sin que nosotros nos demos cuenta. En algunos casos sí nos percatamos, pero solo de la punta del iceberg, como en el caso de la digestión. Porque todos somos más o menos conscientes de que la digestión no es igual si comemos a las 13:00 que si comemos a las 20:00 o a las 24:00, ¿verdad? Pues además de lo que “notamos” hay otra parte, la que afecta a nuestra microbiota.

Si nosotros nos guiamos por ese ritmo circadiano, nuestros microbichos (la microbiota) no iba a ser menos. Hace ya años que se estudia el posible papel del ritmo en procesos en los que la microbiota está implicada, y especialmente durante la última década, numerosos estudios indican que sí, la microbiota está afectada y, además, eso afecta a nuestra digestión, la obtención de vitaminas, y el sistema inmune, ya que son procesos en los que la microbiota tiene un papel fundamental.

Fuente de ensaladilla rusa con mucha mayonesa
¿Os la comeríais?

Nuestra microbiota vs. Salmonella

Y aquí volvemos a implicar a la mayonesa casera. Si hacemos una mayonesa y el huevo lleva una colonia de Salmonella… ¿Tendremos el mismo riesgo al mediodía y a la noche? Pues según un estudio reciente, los humanos no sabemos, pero los ratones tienen menos riesgo si se comen la ensaladilla rusa con mayonesa casera al mediodía y no a la noche. Bueno, entiéndase eso de los resultados reales, que indican que si al ratón se le da Salmonella, el resultado es más benigno si se le da al comienzo de sus horas despierto y no antes de irse a dormir. Porque la vida de los ratones es nocturna y porque no los veo por la labor de comerse la ensaladilla rusa con mayonesa casera.

Detrás de los resultados de ese trabajo encontramos datos que apoyan un razonamiento que ya se había planteado previamente, y es que las labores de la microbiota cambian durante la fase en la que se duerme, igual que las de cualquier otro conjunto de células del cuerpo. Y dado que la capacidad de evitar una salmonelosis tras ingerir Salmonella depende fundamentalmente de la labor inmunitaria de nuestra microbiota… pues todo se sincroniza. Resumiéndolo mucho, el cuerpo se prepara para la posibilidad de ingerir bacterias patógenas con la comida, pero se prepara durante las horas de actividad, ya que en las horas de sueño se dedica a otras tareas.

En lugar de trasnochar, comamos mejor

Aunque el trabajo sea muy curioso, tampoco vamos a sacar conclusiones aquí a la ligera, así que vamos a verlo todo con más calma. La solución no es comer la mayonesa al mediodía, porque el riesgo no tiende a cero ni mucho menos. Tampoco quedarse despierto unas horas después de cenar, porque el ritmo del cuerpo es el que es, y si no que nos lo digan cada vez que cambiamos al horario de verano.

Pese a que es muy interesante, nuestra solución debe pasar siempre por evitar a toda costa aquellos alimentos que puedan ser una fuente de patógenos. Especialmente ahora que está de moda consumir todo natural, debemos recordar eso que repito yo mucho de que “lo natural es morirse”. Lo natural es que los huevos lleven Salmonella de vez en cuando, y que el pollo lleve Campylobacter, que la ternera lleve tenias, que el marisco lleve toxinas diarreicas o que el pescado lleve Anisakis. Y aunque lo natural sea que eso ocurra de vez en cuando, no queremos estar enfrentándonos a esas cosas “de vez en cuando”. Por eso debemos pedir controles por muy natural que sea todo, porque lo natural también mata.

El artículo al que me refiero, por si queréis consultarlo, os lo enlazo aquí: The microbiota coordinates diurnal rhythms in innate immunity with the circadian clock

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