Los virus y los anticuerpos, una historia de desamor

Hoy, tras una serie de tweets, me di cuenta que hay bastante gente que no tiene ni idea de como funciona o que es un anticuerpo, y que otros tienen una idea pero tienen muchas dudas. Voy a explicar a mi manera un poco el tema. Como ya sabéis, en esta casa se explican las cosas a nivel muy básico y para que cualquiera pueda entenderlas, porque los que sabéis de biología sabéis también buscar la información más técnica, pero aquí lo explico para el ser humano común, como se lo hubiese explicado a mi abuela.

A estas alturas ya sabemos que el suero milagroso tiene anticuerpos. Las dudas ahora son si se pueden por ejemplo hacer transfusiones, o por qué si el suero tiene anticuerpos no mata los virus.

Primero. ¿Qué es un anticuerpo? Un anticuerpo es una proteína. Tiene una parte que siempre es igual y otra que varía en función de lo que vaya a reconocer. Los hay de varios tipos, y pueden ser solubles, estando por lo tanto en el plasma sanguíneo, o estar en la superficie de los linfocitos. Los solubles, en cualquier caso, los producen también los linfocitos. Los linfocitos son lo que de toda la vida han llamado glóbulos blancos. Por lo tanto, sabemos que la sangre tiene glóbulos rojos (pensad en Érase una vez la vida, los que llevan el oxígeno a todas partes), los glóbulos blancos o leucocitos, plaquetas (que hacen que la sangre coagule) y plasma (todo lo soluble). Repito, esto es a grandes rasgos.

Cuando se hace una transfusión, raras veces es total, ya que las diferentes fracciones se separan (por densidad, al centrifugarlas se ven con facilidad las capas) y se hace la transfusión de lo que haga falta. Para una transfusión como sabéis hace falta que el grupo sanguíneo sea compatible. Conoceréis dos tipos, el AB0 y el Rh, pero hay unos cuantos más, y dependiendo de para qué hay que mirar en detalle el tema, por eso las donaciones de órganos se complican tanto, porque ahí es más fácil que haya rechazo. Si a ojo pensamos en la pequeña fracción de la sangre que contiene anticuerpos, podemos asumir que es casi como buscar una aguja en un pajar, y por lo tanto no compensa, porque la paja puede ser peor que la aguja.

Ayer os expliqué que los famosos anticuerpos se obtenían de plantas. En ese caso lo que se hace es hacer que se produzca una cantidad muy alta, hay una sobreexpresión. Yo en mi laboratorio para mis proteínas lo hago en bacterias, pero cuando quieres proteínas humanas no siempre se puede, así que se usan otro tipo de células: normalmente se va escalando, así que primero pruebas en bacterias, después en levaduras o células de insecto, y ya a la desesperada de vas a cultivos de humano. El caso particular de los anticuerpos es más complicado, porque van a generar inmunidad. Hay animales que son muy útiles para generar anticuerpos. Por ejemplo, y aunque parezca raro, las llamas son muy usadas para esto. En este caso, se usaban plantas, que también es una opción. Cuando se sobreexpresa una proteína, volviendo a la comparación previa, en lugar de tener una aguja en un pajar, tienes miles de agujas, así que separar la aguja de la paja es más fácil, y además puedes marcar las agujas, es decir, los anticuerpos, para que sea más fácil separarlos. Como además generas muchos, obtienes una cantidad más razonable a la hora de trabajar con ello. Desde que se dominan estas técnicas, es muy raro el caso en el que las proteínas se purifican del propio organismo que las produce. Lo más normal es este proceso, la sobreproducción.

Ahora vamos a pensar un poco como funciona el sistema. Para ello, me voy a basar en un símil típico en biología, que se usa para explicar las reacciones enzima-sustrato, que es el de llave-cerradura. En este caso la llave es nuestro virus, y la cerradura el anticuerpo. El virus va a tener un montón de proteínas que pueden actuar como llave. Realmente, no se reconoce una proteína completa, es más bien un cachito bastante pequeño de ella y, como es lógico, normalmente de la superficie, ya que es lo primero que nuestro cuerpo “ve”. Si habéis visto algún esquema del ébola en los periódicos, habréis visto que es un virus filamentoso, y que en esa especie de hilo, si han puesto un esquema detallado, hay un montón de bolitas en la superficie. Esas “bolitas” son las proteínas que forman la superficie del virus. Para que lo tengáis más claro, un virus, aunque puede tener más cosas, no es más que un poco de ácido nucleico (ADN o ARN dependiendo del virus) rodeado de proteínas que lo protegen.

El caso dejo ébola es un poco más complicado que el del virus tipo, porque tiene una envoltura lipídica. Esto quiere decir, que por fuera de esa primera protección de proteínas hay otra capa, en este caso de lípidos (o sea, grasa) que a su vez tiene proteínas “salteadas”, que van a ser las más expuestas, y por lo tanto las más susceptibles de ser reconocidas. Bueno, ya sabemos que un cachito de una proteína expuesta del virus va a actuar como llave, y que nuestro anticuerpo es la cerradura. Pues si el mecanismo encaja, se desencadena lo que llamamos respuesta inmune, que va a hacer que el virus no pueda matarnos, de una forma u otra. A veces es más bien un bloqueo, otras veces se destruye el virus, que sería lo ideal. Además nuestras células identifican nuevos cachitos y generan cerraduras para ellos, que es lo que hace que aunque a la primera no puedan, a la segunda tengan las armas preparadas, y es por eso por lo que hay enfermedades que pasamos sólo una vez en la vida, y después somos inmunes. Y es también así como funcionan las vacunas, exponiendo un virus muerto o atontado (atenuado, formalmente hablando), que no pueda hacernos nada, pero que sirva para que generemos anticuerpos.

Llegados a este punto, podemos pensar que es fácil, que sólo tenemos que descubrir un anticuerpo que reconozca una proteína del virus, en este caso del ébola, y ya está. Pues no, porque los virus han sobrevivido mucho tiempo por algo, la naturaleza es sabia y, podríamos decir, a los virus les gusta más mutar que a los humanos follar. Si un virus tiene una mutación y cambia un poco la forma de la proteína que es reconocida, ese cambio le puede valer para esquivar el sistema inmune, y por lo tanto para reproducirse alegremente. Por supuesto, hay cambios que no afectan… Imaginad que a una llave le quitáis un pinchito, pues igual funciona igual, pero si le ponéis uno extra ya no entra en la cerradura. Pues igual. Si la mutación no afecta a la viabilidad del virus pero mejora su capacidad de infección, la teoría de la evolución nos dice que esa mutación se va a predominar pasado un tiempo. Y esas cosas son las que nos vuelven locos a la hora de hacer vacunas, y por lo que cada año hay una vacuna nueva para la gripe, porque hay que estimar que variantes van a predominar ese año.

Entonces, por último… Si alguien ha pasado el ébola va a ser inmune? Pues en principio si, siempre que el virus que lo intente la segunda vez sea el mismo. Hasta el momento, tenemos descritas cinco cepas distintas de ébola, pero dentro de una cepa puede haber también pequeños cambios. ¿Quién sería el voluntario a exponerse a ver si aunque tenga alguna mutación sus anticuerpos funcionan igual? Asumo que nadie.

Hasta aquí, la explicación de hoy. Se aceptan más preguntas, intentaré seguir explicando las cosas para el más común de los mortales.


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *