Los virus, también nuestros aliados

Supongo que a estas alturas más o menos todos habréis leído ya la noticia: la FDA ha aprobado el uso de un virus para tratar tumores. Voy a intentar explicar un poco el tema, que por lo que he leído por ahí la gente está un poco perdida.

El primer momento en el que se asoció que un virus podía tener un efecto en un tumor fue a finales de los 60. En 1970 se publicó el primer artículo con un ensayo in vivo, en el que demostraban que inyectando enterovirus en ratones con sarcoma, el sarcoma iba desapareciendo, y además de forma rápida.  Hasta donde yo he podido llegar, el primer estudio in vitro se había publicado en el año 57, y en el 67 se había publicado otro estudio bastante extenso que supongo que animó al resto a probar a ver si esto funcionaba de verdad. Curiosamente, en el artículo del 70 decían que esto abría muchas puertas, que seguro que los virus estos nos iban a ser muy útiles para tratar el cáncer.

¿Por qué ahora? Una vez más, no es ahora, ha estado siendo durante mucho tiempo, pero no llegó a la prensa generalista. Lo primero, me gustaría aclarar que el virus no se utiliza como vector. Otro día os explicaré cómo se pueden usar virus como vectores, de forma que el virus se dirija a un tipo de célula específica y allí libere lo que sea (ácido nucleico), pero este no es el caso, ya que es el propio virus el que se usa para el tratamiento.

El virus, el T-VEC (Talimogene laherparepvec) en realidad es un herpesvirus ligeramente modificado. Para que nos situemos, el HSV-1 (virus del herpes simple tipo 1) es el que produce el herpes labial y genital. Vamos, que aunque el virus actuase, tampoco sería el fin del mundo teniendo en cuenta que estamos hablando de tratar un cáncer. Pero no, el virus no hace nada, porque entre las modificaciones hechas al virus para convertirlo en T-VEC se encuentra su atenuación (lo mismo que se hace cuando se usan virus en vacunas). Las otras dos modificaciones importantes son el aumento de la especificidad, para que vaya directo a las células tumorales, y la capacidad de secretar GM-CSF.

Este es más o menos el aspecto que tiene un herpesvirus. Es uno de los virus mejor estudiados.
Este es más o menos el aspecto que tiene un herpesvirus.

La GM-CSF es una citokina. Ya sé que con eso no os digo mucho. Su nombre completo es “factor estimulante de colonias de granulocitos y macrófagos”, que supongo que así a la ligera tampoco dice mucho. Así a modo de resumen, lo importante es que os quedéis con que es un factor importante en nuestro sistema inmune y ya se ha usado previamente para amortiguar los efectos de la quimioterapia. En sí, sus efectos tras una infección ya se habían descrito allá por 1973.

Así pues, sólo tenemos que juntar las modificaciones y tenemos el cóctel perfecto: un virus que no produce ya la enfermedad pero que sabemos que ataca a las células. Una guía para que vaya directo a las células que nos interesa. Una proteína que hace que una vez en la célula, el sistema inmune se ponga las pilas. Entre el ataque el virus y la GM-CSF, las células tumorales no pueden más y se mueren. Es una especie de suicidio por saturación de trabajo. El caso es que como el virus se replica muy rápido, cuando la célula se rompe al morir, libera virus, y así la “infección” se extiende por el tumor para acabar con él.

Sabiendo esto se empezaron una serie de ensayos clínicos. En la fase I se comprobó que fuese un tratamiento seguro. En la fase II se empezó a probar si realmente es eficaz. En la fase III se extendió el estudio a un grupo de pacientes más amplio y se comprobó que efectivamente sea seguro y eficaz. Recientemente se publicaron los resultados de la fase III, así que las cosas estaban listas para empezar a usarlo, pero hacía falta la aprobación de la FDA, que es lo que ha pasado ahora, y lo que ha montado el revuelo, pero ya en 2010 se habían publicado los resultados que probaban que esto podía funcionar. El pasado mayo, el mismo equipo (que por el camino ha crecido y que sí, están vinculados a una empresa) publicó los resultados de la última fase, y el tiempo hasta ahora es lo que ha tardado la FDA en dar luz verde al asunto.

Esquema de cómo funciona el tratamiento. La idea es muy sencilla, pero nadie lo hizo antes.
Esquema de cómo funciona el tratamiento. La idea es muy sencilla, pero nadie lo hizo antes.

Ahora, todo lo que queda es esperar a que alguien empiece a usarlo, y a los ensayos en fase IV (una vez aprobado un medicamento se siguen haciendo ensayos, sí) para ver si todo es realmente como parece. Por supuesto, en Europa tendremos que esperar a ver si la EMA dice algo, que esos en general se toman las cosas con mucha más calma.

Me gustaría escuchar hablando sobre este tema a los que demonizan a las farmacéuticas. Sin una empresa detrás estos estudios jamás se habrían hecho. Tampoco sin la ciencia básica de los 70, por supuesto. Pero el gran avance ocurrió desde el momento en el que apareció ahí una empresa. Que sí, que se irán a forrar, pero han estado trabajando un montón de años sin saber si esto iba a funcionar. A saber la de líneas paralelas que han tirado por el camino. La próxima vez que critiquéis a las farmacéuticas recordad que sin ellas, muchas veces, no tendríamos medicamentos.


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