Hace una semana hablaba de las diferencias entre las vacunas, sobre si realmente una tenía más efectos adversos inesperados que otra o no, y decía que sólo hace falta mirar el prospecto para ver que la de AstraZeneca dice más o menos lo mismo, y que coincide con lo que la gente cuenta. Pero tras ver que la cosa avanza hasta el punto de que Sanidad ha dicho que se puede usar paracetamol de forma preventiva, creo que algo falla. Yo soy de las que considera que no es necesario y que la dosis de la que se habla puede hacer más mal que bien. Sobre todo cuando los efectos adversos que se van a tratar no son para nada inesperados.
Pero para que sepamos si los efectos adversos son inesperados o no, tendríamos que conocer la lista. Cuando vamos a vacunarnos nos deberían contar los más frecuentes, pero desde luego no se repite la lista completa, y las contraindicaciones se suelen revisar en función de nuestra historia clínica y de cuatro preguntas. Lo esperable sería que nosotros leyésemos el prospecto de la vacuna para estar informados, y también que ante los primeros síntomas extraños consultásemos la lista de efectos adversos en esa vacuna. Pero esto… no se hace.
Ayer hice una encuesta en Twitter sobre prospectos para saber si se leen o no, si hay diferencias entre vacunas y otros medicamentos y para recopilar algunas ideas sobre por qué se dan esas respuestas. Vamos a analizar primero los resultados de las preguntas y después os resumo los comentarios recibidos que, aunque algunos se pueden ver en el propio hilo, me han llegado más por privado. Y por supuesto, vamos a ver qué conclusiones podemos sacar de todo esto.
¿Leemos prospectos de vacunas?
La inmensa mayoría de los participantes dicen claramente que no leen los prospectos. Ni antes ni después de que les pongan una vacuna. Basándome en los comentarios que recibí al respecto, me ha quedado bastante claro que aquellos que han contestado que sí son personas con formación científico-sanitaria que leen siempre el prospecto por curiosidad o simplemente por estar informado, aunque hay algunas excepciones.
¿Y el prospecto de otros medicamentos?
Curiosamente aquí se nos ha dado la vuelta a todo y la mayoría de los que han contestado sí leen el prospecto de los medicamentos. Para entender las diferencias y saber por qué las vacunas no pero otros medicamentos sí, hay que profundizar en los comentarios, que es lo que voy a resumir a continuación.
¿Leemos por los efectos adversos?
En general no. En base a los comentarios recibidos, me ha quedado bastante claro que se lee el prospecto de un medicamento que se compra en la farmacia para saber su posología, pero no para ver los efectos adversos. Inicialmente parecía que no se miraba el de vacunas porque no te lo dan cuando te pinchan. Pero poco a poco cada vez era más evidente que no se mira porque la vacuna ya te la han puesto y, como no necesitas saber la dosis, no tienes que mirar nada.
Intenté profundizar en el tema de los efectos adversos, y me sorprendió mucho lo que me habéis contestado. He recibido muchas respuestas que indican que no se quieren conocer los efectos adversos previamente. Otros muchos en la línea de que lo que dice el prospecto es incomprensible (que lo es) y especialmente muchos en la línea de que “si hubiese algo que tuviese que saber ya me lo habría dicho el médico”.
Esto último tiene sus matices, porque en el momento de administración de una vacuna (por centrarnos en el ejemplo actual) se debe informar verbalmente de al menos los efectos adversos más frecuentes, pero no siempre se hace. Además, el prospecto tiene que estar a disposición del paciente (lo está). Pero se supone que cuando te ponen una vacuna tú estás dando un consentimiento informado (verbal al menos), y si no se te informa previamente de todos los posibles efectos adversos no estás dando un consentimiento informado, te estás fiando ciegamente de tu médico.
El consentimiento desinformado
Ya sé que los médicos han estudiado una carrera y saben de eso y el resto no tenemos por qué saber y todas esas cosas que me habéis dicho. Pero es trabajo de los implicados en la vacunación que se haga siempre de forma informada siendo consciente de los riesgos existentes. Porque aunque sean mínimos, siempre existen riesgos.
De la misma forma, cuando compramos un medicamento en una farmacia tenemos un prospecto justamente para poder afirmar que el que lo ha consumido era consciente de los riesgos de efectos adversos, de las contraindicaciones y de cómo informar en caso de efectos adversos inesperados. Si los prospectos no se entienden, entonces es necesario modificarlos para buscar un lenguaje que sí se entienda. Porque cada vez que dejamos que nos vacunen sin saber lo que pone ese prospecto, o nos tomamos una pastilla que nos ha dado el de la farmacia sin leer el prospecto, estamos dando un consentimiento totalmente desinformado, pero si nos pasa algo, será nuestra responsabilidad únicamente, porque a nosotros “nos han informado de los riesgos”. Otra cosa es que nos pase algo que no apareciese en ese prospecto, pero eso es tema para otro día.
¿Conclusiones?
Que aquellos con formación científico-sanitaria sí lean antes de tomarse una pastilla y el resto rara vez me hace pensar que o bien nos fiamos menos de los que nos tratan, o entendemos mejor lo que dice el papelito… o ambas. En mi caso personal, os confirmo que ambas. Sé que antes de venderme o recetarme algo no se me han hecho suficientes preguntas como para asegurar que no hay incompatibilidades, así que yo lo reviso antes.
Recordad que en cada anuncio de un medicamento aparece ese mensaje de “lea detenidamente…”, y por lo que se ve poca gente lo hace, porque se lee la posología y poco más. Personalmente yo os recomendaría que siempre preguntéis los efectos adversos. Que no os dejéis llevar por el pánico y valoréis el beneficio frente al riesgo, eso sí, con ayuda de vuestro médico. Pero no confiéis ciegamente. Preguntad. Así nos habríamos ahorrado tantas sorpresas con las reacciones a vacunas, que son efectos adversos nada inesperados.
Por supuesto que lo que recojo aquí son una serie de obviedades. Que todos sabíamos que mucha gente no entiende nada de los prospectos y también sabemos que en una consulta no da tiempo a más. Pero eso no quiere decir que nos tengamos que conformar con ello. Así que al menos nos servirá de reflexión, y quizá la próxima vez que tengáis un prospecto en la mano sí ojearéis todo.
Si te ha gustado esta reflexión… ¡comparte! Y de paso, puedes invitarme a un café. ¿Sabías que la cafeína aparece muchas veces entre las contraindicaciones?
Deja una respuesta