Hace un par de días decía que en Science esta semana había un par de artículos interesantes y aquí os traigo el segundo. Mientras que en el otro hablábamos de un estudio observaciones, en este caso es más teórico. El trabajo analiza la eficacia de las mascarillas para evitar la transmisión del virus, algo sobre lo que han corrido ríos de tinta, o como se diga esto en la época de teclados y audios.
Como ya sabemos el nivel de virus en una persona puede variar mucho y, por lo tanto, la cantidad de virus que libera. ¿Valen siempre las mascarillas? Durante el último año y medio se ha hablado de que las mascarillas no servían para nada o que las mascarillas hacían milagros, pero poco de una opción intermedia… es que depende.
El tipo de mascarillas importa, pero importa más en función de la posibilidad de transmisión
Por una parte, los resultados que se han obtenido con una serie de simulaciones, lo que indican es que una mascarilla quirúrgica o higiénica sería suficiente en un ambiente con una potencial carga viral baja, ya que su capacidad para evitar la transmisión de la mitad de las partículas que se generan sería más que suficiente para evitar el contagio del coronavirus.
En cambio, en ambientes con una “carga alta”, en los que en el aire se espera que haya cantidades de virus mayores, entonces tendría sentido utilizar mascarillas FFP2 o N95 con mayor capacidad de filtración. Todo esto, valorando exclusivamente las partículas de pequeño tamaño, de 100 micras o menos. Para partículas grandes cualquier mascarilla va a cumplir una función relativamente similar, pero cuando el tamaño disminuye, importa muchísimo más el ajuste de la mascarilla.

No todo contagia, y menos mal
Un aspecto a tener en cuenta es la proporción de partículas emitidas por una persona contagiada que vayan a tener virus. Así, si tenemos en una sala una persona asintomática pero con una carga viral alta, va a soltar X partículas por minuto, y de esas solo un porcentaje Y van a tener virus. Para que otra persona se contagie, tiene que poder entrar en contacto con esa parte que sí tiene virus, pero no llega con una partícula, tiene que haber como mínimo decenas de virus para que se produzca la infección.
Para calcular cuántos virus exhalamos, hicieron pruebas con otros virus, y en media hora se cuentan unos 50 coronavirus (otros tipos de coronavirus respiratorios), casi 40 virus de la gripe y casi 100 rinovirus (del resfriado común). Con esos números, estando cerca de una persona que exhala virus sin más hace que de por si ya sea poco probable. Si el número de virus es intermedio, entonces la mascarilla tendrá mucho sentido para reducir a la mitad el contacto con partículas. Pero si el número es excesivamente alto, entonces aunque la mascarilla los reduzca, la infección será probable.
La importancia del tamaño
Quiero volver un momento al tema del tamaño de las partículas, porque cada estudio utiliza rangos diferentes y así es muy difícil concluir nada. En este caso, como decía antes, tienen en cuenta partículas de menos de 100 micras y las llaman aerosoles, porque consideran que esas partículas son las que aguantan más en el aire. Y es cierto, si las partículas son muy grandes caen rápido al suelo (se caen de la mesa y se matan… ah no, esto no era aquí). Bromas aparte, el estudio destaca que en una partícula de 1 milímetro puede haber hasta 50.000 virus. Eso da ya para contagiar a alguien, con una sola gota. Una gota que podría salir por ejemplo en un estornudo (en el que salen decenas de gotas de ese tipo). Y sí, estas gotas se paran muy bien con una mascarilla o con cualquier cosa que tape, o tosiendo y estornudando en el codo. También se evitan bien con la distancia, porque no llegan tan lejos.
Pero en el extremo contrario las cosas se complican, porque muchos estudios hacen la diferencia entre aerosoles o no en más o menos de 5 micras, que es lo que médicamente se ha utilizado en el pasado. Una partícula de menos de 5 micras aguanta mucho tiempo en suspensión, por lo que puede permanecer en el aire incluso horas después de haber sido liberada por un portador. Pero que haya una partícula con virus en el aire no quiere decir que esos virus vayan a ser infectivos pasadas 24 horas.
Entonces… ¿previenen las mascarillas la transmisión?
Ellas solitas malamente, pero sí ayudan. En ambientes con carga viral alta, como hospitales, puede ser más recomendable usar mascarillas FFP2, aunque lo mejor sería hacer lo posible por reducir esa carga viral.
En otros contextos, mientras la carga viral sea baja la mascarilla puede evitar la transmisión efectiva. Si la carga es mayor hay que bajarla, cosa que se hace ventilando y disminuyendo los aforos de lugares cerrados. Si la carga viral es suficientemente baja, entonces la mascarilla no aporta nada para el contagio por partículas de menos de 100 micras ya que ya es imposible que te contagies de base. Pero para eso tiene que ser suficientemente baja. Una de las formas de que la carga viral sea suficientemente baja como para que las mascarillas no sean necesarias es… ¿estar al aire libre!
¿Y qué hacemos?
Por último, recordemos que eso aplica a partículas de menos de 100 micras, y las de más siguen siendo un problema. Esas se emiten fundamentalmente al estornudar, toser o hablar, y esas las paran siempre muy bien las mascarillas… o muchos metros de distancia. Por lo tanto, aunque este artículo quisiese convencer de que las mascarillas ayudan a evitar la transmisión… a mi casi me ha transmitido la idea de que lo mejor es guardar distancias para las gotas grandes, ventilar bien para reducir la carga viral en el ambiente y, cuando eso no se puede hacer, entonces es cuando es importante usar mascarillas.
Es probable que pronto empecemos a modificar el uso de mascarillas en nuestra vida, esperemos que se haga en función de lo que dicen los estudios y se mantengan más en los interiores en los que no se puede guardar distancia y se ventila mal, pero que recordemos siempre, para este virus y para otros, lo importante que son la ventilación y las distancias, que frenan la transmisión más que las mascarillas. ¡Y la higiene! ¡No nos olvidemos de la higiene!
Si queréis leer el artículo completo, podéis encontrarlo aquí: Face masks effectively limit the probability of SARS-CoV-2 transmission
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