Hoy hace una semana que estoy en Washington DC. ¿Cómo ha ido la semana? Desde luego tengo que reconocer que me gusta muchísimo más el ambiente aquí. En el labo me encuentro mucho más a gusto, aunque por supuesto “there’s no place like home”.
Este labo es completamente diferente al de Purdue. Aunque las cosas que hacen son más diferentes a las que hacemos nosotros, las técnicas y protocolos se parecen más a los nuestros, trabajan bien, siguen métodos estrictos, trabajan duro, me gusta…
Pero podría ser mejor. Siempre puede ser mejor… En este caso, alguien debería estar en DC conmigo y no está. Todo sería más fácil… Pero no puede ser, quizá en otra visita.
El trabajo… me han dejado una poyata del pobre chico que tienen visitando otro laboratorio, y también una mesa en la oficina. El postdoc que trabaja conmigo es muy amable, me ayuda con todo… nada parecido a Purdue, sin duda.
Pero yo no venía a hablar de eso… ¿el título del post? Los americanos… no entiendo a los americanos. Llevo días diciendo el “I don’t get it” cada vez que me empiezan a hablar de las costumbres americanas. Por eso el sábado, aprovechando el tiempo de visita turística, decidí ir al Capitolio. Pues bueno, salí casi más horrorizada de lo que entré… ¿cómo pueden estar tan orgullosos? Entiendo que el país es consistente, no se cae a cachos como Europa, que nos atacamos unos a otros. Es un país fuerte. Pero… ¿y lo orgullosos que están de haber esclavizado a tanta gente? ¿De las guerras? No lo entiendo… No entiendo a los americanos, no entiendo el espíritu americano.
Y después pienso en España. Pienso en nuestro nuevo gobierno, que tanto se acerca a los ideales tradicionales americanos. Pienso en Rajoy, recuerdo a Aznar, recuerdo a Bush. Afganistán. Iraq. O sin ir más lejos, pienso en el Prestige. ¿Cómo hemos podido elegir eso? Recuerdo aquellas primeras elecciones en las que pude votar. Hacía año y medio del Prestige. La guerra estaba presente. Y llegó el 11M. Entonces todos aquellos que votábamos por primera vez, elegimos un cambio, y elegimos a Zapatero. ¿Qué ha pasado con la siguiente generación?
Pero no, ahora nosotros también confiamos en dios. Ese dios por el que nos gastamos millones este verano, para que el Papa visitase Madrid, en un país que tiene un 40% de paro juvenil. Pero pagamos la visita del Papa. Porque digan lo que digan, somos un país católico.
En DC estoy viviendo en una residencia de monjas. Y no me malinterpretéis, no es tan malo como podría parecer. Hasta casi estoy contenta con el sitio. Pero me da para reflexionar mucho sobre religión. Ayer, domingo, de forma accidental, fui a misa. Realmente yo sólo quería ver la iglesia y hacer algunas fotos… pero había mucha gente, muchísima, y me daba vergüenza ponerme a hacer fotos, así que esperé a que la misa acabase. Mientras tanto, allí me quedé pensando… ¿qué hacía toda esa gente allí? ¿por qué creen en dios? ¿realmente piensan que, en caso de que dios exista, rezar sirve de algo? Intentaba pensar en cuando era pequeña, intentaba recordar si en algún momento tuve fe. Si la tuve, no consigo recordarlo. Soy escéptica, por naturaleza. Es lo que tenemos los científicos. Muchos empiezan siendo creyentes, pero con el paso de los años… todos se dan cuenta de que algo no funciona.
Pero sí, creamos en dios (en alguno). Quizá sea la única forma de soportar lo que se nos viene encima. No pensemos en los galos y su miedo a que el cielo se les cayese encima… pensemos que dios nos salvará. Me gustaría tanto ser capaz de creer a ciegas… una lástima que sólo crea en lo que yo puedo hacer, en lo que otras personas pueden hacer. Por eso el resto se van a la iglesia y yo me quedo pensando en conseguir por mi misma lo que quiero. Y siempre, siempre lo voy a conseguir. No será un milagro, será fruto de mi esfuerzo. Y de las personas que me rodean y me ayudan.
Pero miles de americanos prefieren rezar. Trust. Believe. Believe… Eso me recuerda una canción… en mi cabeza siempre hay una canción para cada momento. Pero esta no es nueva… “Don’t stop believin” – Journey. Detroit… quizá Detroit sea una gran ciudad, pero se puede ser un “city boy” de otra ciudad. Pero no, no es la mejor… no es el momento. Es el momento de otra canción, porque está lloviendo, porque cada día recuerdo más cosas al escucharla… “November rain” – Guns n Roses. “it’s hard to hold a candle, in the cold november rain”… yo añadiría… but once you holded, it will last forever…
Deja una respuesta Cancelar la respuesta