Más que frases, palabros.
Empecemos por el majá-ajá. Fue en Ecología. El pobre Jesús es que no se salva. Si algún día leyese mi blog me mataría y me suspendería. Por suerte los profesores no tienen acceso a estas cosas…
Estaba hablando de sucesiones. Entonces no sé porqué empezó a hablar del Merapi. Y entonces dijo que claro, las coladas tienen todas nombres hawaianos, porque joder, si no se los ponen ellos no se los pone nadie. Y a partir de ahí empezó el párrafo ingenioso:
“¿No conoceis el chiste de la gente esta que va a cazar ríos de lava? (La clase lo mira con cara de flipe…) Pues resulta que bueno. La gente por allá camina sobre la lava, ya sabeis (no, no sabíamos) y claro, de ahí lo de que el río este sobre el que se camina se llame ajá”
Entonces todos nos quedamos mirando para el con cara de donde está la gracia del asunto. El hombre se empieza a tronchar y dice: “majá-ajá”.
Y allí, subido encima de la tarima se pone a bailar en plan como si tuviera una faldita de estas de pingajos, moviendo los brazos como una hawaiana y diciendo el “Majá-ajá-majá-ajá”. Y diciendo que hacían ese ruido al caminar sobre las coladas. Y desde ahí el resto de la clase-amañana-día, no hay quien nos quite la coña del majá-ajá.
Sé que no le encontrais la gracia… pero es que verlo bailar… quien tuviera el móvil en la mano….
Lo del dedómetro fue por la tarde. Vino de Marcó, otro que tampoco se salva. Nos estaba explicando una vez más el dichoso método Billings. Había llegado a la parte de “para los chicos….” Y va y salta:
“Esto es un dedo” (mientras con el índice de la mano izquierda señala el pulgar de la derecha). “Y mide 2,5 cm” (y yo que creía que lo de pulgada era por las pulgas, fíjate tú). “Si el moco se estira más que un dedo, es que puede haber embarazo” (Toda la clase por el suelo). “Porque para gente muy escrupulosa es mejor ver cuanto se estira el moco que meter un dedo para ver la altura del cérvix” (ahora dicen que es para ver la altura del cérvix…). “Y entonces tanto para medir la altura como la elasticidad del moco, podéis usar el dedómetro, que lo llevais incorporado”
En ese momento el tío que estaba a mi lado soltó un “yo no llevo incorporado nada” Y todo dios a reírse. Y Marcó intentando arreglar el asunto, pone cara de romano compasivo con el pulgar perdonándonos la vida. Daba mal rollo y todo.
Menudo día… y mañana toca cine en inmuno. A ver si evolucionamos. Que la semana pasada yo estaba convencida de que aquello era el Pong, y resulta que era un reconocimiento de nosequé por las células B.
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