Ahora que parecía que la confianza en las vacunas se estabilizaba en los números que habían sido habituales en el pasado, surgen otros problemas. Tras más de un millón de personas con pauta completa en España, las redes se han llenado de comentarios en los que cada uno narra su reacción adversa tras la vacuna. Puede haber sido una simple como la febrícula, o pueden haber sido diez muy relacionadas. La realidad es que, a más gente vacunada, más reacciones adversas observaremos, ya que aparecerán también las altamente infrecuentes.
Pese a que la lógica nos indique eso, no podemos negar que se ha extendido la idea de que la reacción adversa a la vacuna de AstraZeneca es peor. Esta idea ha sido alentada por la negativa de algunas personas a recibir esta vacuna y a la de algunos países a incluirla en su lista de vacunas. El problema es que ahora ya no estamos comparando placebo y vacuna, ni podemos comparar entre grupos que han recibido distintas vacunas. Y cuando no tienen con qué comparar, surge la duda de si esa insistencia en la reacción adversa a la vacuna de AstraZeneca es real o sugestionada tras haber escuchado que es “peor”.
Datos sobre efectos adversos de las diferentes vacunas
Lo primero es que deberíamos referirnos a ellos como efectos adversos, pero casi nunca lo hacemos. Se habla de reacción adversa, aunque haya varios síntomas. A veces se habla de efectos secundarios. Otras, simplemente de reacción. Y es que una vacuna puede dar “reacción” (alérgica). También lo utilizamos para referirnos a la reacción de nuestro cuerpo a dicha vacuna, concretamente a la reacción mala, la adversa. Escribo todo esto para aclarar que estoy hablando de reacción adversa porque es la forma más utilizada en estos momentos (según Twitter), pero que me estoy refiriendo a lo que en un prospecto se describe como efectos adversos.
Ahí es donde debemos mirar, en el prospecto. Lo que se recoge en los prospectos respecto a los efectos adversos de cada vacuna es lo que nos va a dar la probabilidad de que tengamos una reacción adversa a esa vacuna. Los datos se basan en los resultados que se han obtenido en la fase 3 del ensayo clínico, aunque se ampliarán si es necesario en base a nuevos descubrimientos. Dada la situación actual, para estas tres vacunas podrían añadirse algunos de los voluntarios de la fase 3 que siguen en seguimiento. Pero lo esperable es que si aparece alguno más sean de los reportados por farmacovigilancia, en alguna de esas personas que ya está recibiendo la vacuna fuera del ensayo. En ese caso serían efectos muy raros, ya que si fuesen frecuentes se habrían identificado antes.
Los datos… en los prospectos
Voy a comparar algunos de los efectos que más se han destacado y otros que resultan más llamativos, para ver su frecuencia en las tres vacunas que están aprobadas en estos momentos en España. Sé que en otros países las vacunas que se están utilizando no son siempre las mismas. Sé que por ejemplo en México los comentarios que se están dando son similares. Y supongo que en otros países en los que se hable español también. En cualquier caso, yo voy a analizar los prospectos aprobados en España así que si vivís en otro país os recomiendo que busquéis los equivalentes, especialmente si existe otra vacuna. Lo listado debería ser siempre lo mismo, en cualquier caso. Aquí tenéis los enlaces al de AstraZeneca (la “vacuna de Oxford”, ChAdOx1-S), la de Moderna y la Comirnaty (conocida como la de Pfizer/BioNtech).
La reacción adversa que es frecuente
Se considera un efecto adverso frecuente aquel que afecta hasta a una de cada diez personas y muy frecuente si es a más de una de cada diez. El siguiente grupo es de hasta 1 de cada cien (hablaremos de ellos después), así que “frecuente” indica que es más de un 1%, lo que de por sí ya es un número bajo.
Entre los más comunes y esperables, los muy frecuentes, los que sí afectan a más de un 10%, encontramos muchos de lo que consideraríamos la reacción adversa habitual a una vacuna. La de Moderna nos habla de escalofríos, fiebre, náuseas o hinchazón en el lugar del pinchazo. La de Pfizer no incluye las náuseas, pero sí cansancio, mientras que Moderna decía “muy cansado”, pero repite en la fiebre y los escalofríos. En cambio, la de AstraZeneca habla de calor y dolor en el lugar del pinchazo, de dolor muscular y de cansancio general (como las dos anteriores) pero no incluye la fiebre entre los efectos adversos muy frecuentes.
La fiebre, frecuente o no
Si analizamos los frecuentes pero menos, entre un 10 y un 1% de la población, ahí sí nombre AstraZeneca la fiebre, hinchazón en la zona del pinchado o vómitos. Si nos ponemos a analizar cada una de las líneas, veremos que se mueven entre un grupo y el siguiente dependiendo del tipo de vacuna y que en parte puede deberse a la forma en la que está formulado el efecto adverso, porque las palabras tienen mucho poder y a veces se nos olvida. Vamos a ver un ejemplo.
Centrémonos en la fiebre. Es quizá el parámetro que más se ha comentado. “La vacuna de AstraZeneca da fiebre más que las otras”. Según el prospecto, los datos nos indican que es menos frecuente que con las otras vacunas, pero hay algo que todavía no he destacado. El prospecto de AstraZeneca aclara que es fiebre de más de 38°C mientras que los otros dos indican simplemente fiebre. ¿Y sin son 37.8? Eso en principio no es fiebre, es febrícula, y por lo tanto o se pone en un apartado diferente o lo más probable es que aparezca como malestar general. Y sí, alguno dirá que ellos con 37.5 ya tienen fiebre y sienten que se mueren, pero a las cosas hay que ponerle números, porque no es lo mismo preguntar “¿Ha sentido usted fiebre?” que “¿Ha medido usted una temperatura de más de 38 grados?”. Lo primero es subjetivo y lo segundo no. Y aquí queremos datos objetivos.
Los efectos adversos poco frecuentes
Si reducimos frecuencia, pasamos a poco frecuentes (hasta 1 de cada 100 personas) y a continuación raros (hasta 1 de cada 1000). La vacuna de AstraZeneca no reporta ningún efecto raro. Tampoco ninguno con frecuencia desconocida, como en el caso de las otras dos, que ambas incluyen la reacción alérgica (anafilaxia) como efecto del que no se conoce la frecuencia. Esto se debe, fundamentalmente, a que es necesaria una muestra muchísimo mayor para poder asignar un número. Porque con los datos actuales se sabe que ocurre, pero ha ocurrido tan poco que no se puede asignar en un grupo. Pero ha ocurrido, así que hay que destacarlo.
Entre los efectos adversos poco frecuentes (menos del 1% los sufren) cabe destacar que las dos vacunas con ARN incluyen la parálisis facial temporal. La de AstraZeneca incluye cosas que parecen más habituales con otras vacunas, como la disminución del apetito, la somnolencia o la hinchazón de los ganglios.
¿Entonces qué es peor?
Dado que ninguna de las tres vacunas destaca por tener una lista mayor que las otras, ni muchos más efectos graves, ni efectos sustancialmente diferentes, no parece haber razones para pensar que una vacuna vaya a ser en principio mejor que las otras dos. Por supuesto, para todos hay una vacuna que nos va a dar menos reacción adversa que las otras dos. Pero no podemos saberlo en base a lo que se conoce ahora.
Lo que sí podemos afirmar, en base al prospecto de las vacunas, es que las tres son seguras. Los efectos adversos notificados entran dentro del rango habitual de reacciones a una vacuna y no van a suponer un peligro para la inmensa mayoría de la población. Es muy probable que tras la vacunación casi todos tengamos al menos uno de los efectos listados como muy frecuentes, pero no suponen un peligro. Recordemos que para que una vacuna reciba la aprobación debe siempre suponer un beneficio mayor que el riesgo que pueda suponer administrarla.
Y yo… ¿con cual me vacunaría?
No se puede elegir, así que yo me vacunaría con la que me tocase, aunque probablemente no sea así. Confío lo suficiente en el sistema de ensayos clínicos como para haberme ofrecido voluntaria para otra vacuna, de la que todavía no se conocen en detalle esos efectos adversos. Me pincharon hace una semana la primera dosis y lo conté aquí.
Me pueden haber pinchado vacuna o haber pinchado placebo, y por ahora la reacción adversa sufrida ha sido leve: un poco de fiebre (justos esos 38), una noche de mal dormir, un poco de cansancio al día siguiente y poco más. Si con eso se evita una enfermedad, no lo considero ni de lejos un problema. Ojalá todo fuese así.
Pensémoslo bien, ¿no estaremos exagerando la reacción adversa de oídas? ¿no será que nuestros ancianos se quejaron menos? ¿son realmente esos efectos tan graves como para no querer vacunarnos? Porque yo lo pienso y prefiero un par de días con 38 de fiebre, cansancio y náuseas (por tomar un combo de cosas comunes) y saber que no me voy a morir en una UCI con un tubo en la garganta. Que nadie se quede sin vacuna por miedo, que la vacuna no es sólo para la persona, es para la sociedad.
Si te han resultado curiosos los datos aportados y los piensas usar para contárselos a la siguiente persona que te diga que la de AstraZeneca da mucha más fiebre, piensa que yo tengo que pagar recibos. Me puedes ayudar a ello difundiendo lo que escribo, de alguna de las formas descritas aquí o simplemente invitándome a un café:
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