En este capítulo 10 de Érase una vez la vida avanzamos con el sistema nervioso. Tras haber visto el cerebro en el anterior, ahora vamos a centrarnos en las neuronas.
Esta vez empezamos directamente con una de esas situaciones en las que vemos qué es lo que pasa fuera antes de ver cómo se traduce dentro del cuerpo. Volvemos a ver a los chicos corriendo (como en el capítulo anterior). Repetimos que los corredores llevan la información y que aquellos que transmiten lo que van a ser reflejos toman una vía más rápida.
Como hay muchas imágenes sobre la transmisión de señales, he de decir que me ha dado tiempo a reflexionar sobre qué es qué… ¿van por los axones? Si es así, hay demasiadas cosas sueltas por ahí. Lo que sale después… son neurotransmisores, o eso entiendo pero… ¿es eso una sinapsis? Me faltan detalles!!! Eso sí, el acto reflejo que se enseña en este caso es toser, y la chica (Flor?) tose en su mano. Tose en la mano! Como se nota que en los 80 no había coronavirus…
Mientras avanza la carrera la chiquilla se está quedando sin oxígeno, y dentro de su cuerpo se nota la fatiga, por eso hay que mandar señales para acelerar el corazón y la respiración. Las neuronas juegan un papel fundamental.
En paralelo, los malos no pueden enseñar una infección como es habitual, así que lo que hacen es hacer que el chico se caiga. Ahí hay que transmitir una señal muy rápida de dolor, y eso se hace con corredores (transmisores) que van en moto. Eso sí, como es demasiado y hay que calmar al chaval, salen otras cosas que sueltan un líquido rosa para que las motos se resbalen y no lleguen a destino. Os juro que he sido incapaz de entender qué se supone que representa.
Para acabar el capítulo, volvemos a la moralina general… esta vez diciendo que el sistema nervioso (y las neuronas por extensión) no descansa nunca y que de él depende la creatividad, la personalidad, los sueños… todo muy bonito, como se nota que esto es para niños inocentes!
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