La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 nos ha hecho pensar a todos cuál será el próximo virus que provoque una crisis similar. Personalmente, hace años que creo que la próxima gran pandemia será provocada por un virus de la gripe, pero eso no debería hacernos olvidar que existen otros virus con gran potencial. Al igual que los coronavirus eran candidatos y lo hemos vivido en nuestras carnes, los adenovirus no se quedan cortos.
Convivimos con los adenovirus, y todos hemos entrado en contacto con decenas de adenovirus antes de decir nuestra primera palabra. Y ahí radica una de las diferencias que puede ser muy peligrosa: mientras que hay muchísimos coronavirus que podrían afectar a humanos, pero lo hacen menos de una decena, con los adenovirus la situación es completamente diferente.
El riesgo está ahí
Hemos definido muchas veces ya qué es lo que hace a un virus especialmente peligroso, con potencial pandémico. Debe ser un virus que se transmita por el aire, por aerosoles y por pequeñas gotículas. Tendrá más potencial si se puede transmitir de forma asintomática, ya que los contagiados entrarán en contacto con más posibles hospedadores. Tiene que poder adaptarse, cambiar, crear variantes que infecten cada vez a más personas. Y tienen que mantener su capacidad infectiva durante mucho tiempo, tanto dentro como fuera del cuerpo humano. Si a esto le sumamos un reservorio animal, entonces tenemos la pandemia asegurada.
Sabemos que el coronavirus SARS-CoV-2 cumple muchos de esos criterios, pero algunos no los cumple a la perfección, y menos mal. Va mutando, pero no cambia tanto como el virus de la gripe, ya que su polimerasa le permite una alta fidelidad en las copias, pese a ser un virus con ARN. Ahora también sabemos que aguanta poco fuera del cuerpo, aunque fuese una de nuestras principales preocupaciones en los primeros meses. Y también sabemos que el periodo en el que una persona contagia es relativamente corto. En la parte que todavía tenemos dudas es en la del aguante a largo plazo, porque todavía existen demasiadas lagunas sobre el Covid persistente, y las personas que mantienen el virus en su cuerpo durante mucho tiempo son más casos anecdóticos que lo común, aunque los efectos del virus sí puedan prolongarse en el tiempo.
El adenovirus es (casi) perfecto
Los adenovirus tienen ADN y su tasa de mutación es por lo tanto más baja que la de otros virus, muy lejana a la capacidad de cambio del virus de la gripe. Pero puede mutar, claro que puede. Simplemente es menos frecuente. En su caso, el riesgo lo tenemos en otro lado: la recombinación. Porque además de las mutaciones que ocurran en la copia, si dos adenovirus entran en el mismo cuerpo, pueden mezclarse entre ellos, y el resultado puede ser devastador. Devastador para los humanos, para los adenovirus es genial.
Por supuesto, si lo pensamos comparándolo con el coronavirus, parece poco probable que dos virus se encuentren simultáneamente en el mismo cuerpo, pero con los adenovirus no es así, porque después de una infección pueden quedarse dentro del cuerpo durante mucho tiempo, en forma latente. Solo reaparecen en momentos de estrés o inmunosupresión, pero están ahí, y podrían mezclarse con un virus nuevo.
Por si eso fuese poco, de entre los que pueden infectar a humanos en la actualidad, conocemos suficientes casos que pueden afectar a otros animales, por lo que podrían actuar como reservorios y como lugar ideal para esas recombinaciones. Y recordemos que no hay una decena, hay cientos. Y los que nos quedarán por descubrir.
La transmisión silenciosa
Uno de los aspectos que nos debe preocupar de los adenovirus es la forma en la que se transmiten, porque decía antes que ya hemos estado en contacto con algunos. Es más, muchos podemos tener adenovirus en nuestro cuerpo y no saberlo. Muchos de los adenovirus actuales generan infecciones que son asintomáticas o casi asintomáticas, y por lo tanto no reflexionamos sobre lo que está ocurriendo.
Aunque en personas inmunodeprimidas sí pueden generar infecciones graves, para la mayoría los adenovirus son otros virus del resfriado, virus que nos generan un poco de malestar puntual y poco más. O virus gastrointestinales, de esos que nadie mira jamás qué virus ha causado la infección. Y lo peor de todo es que hablamos de infecciones que rara vez nos mantienen aislados en casa. Pensadlo bien, si en estos momentos tenéis un resfriado, una vez que la prueba de Covid haya dado negativo, lo más normal es que continuéis con vuestra vida, quedándoos en casa solo el par de días que los síntomas sean más graves. El resto del tiempo entraréis en contacto con otras personas, con las que compartiréis vuestros rinovirus, adenovirus… o lo que sea.
El virus que todo lo aguanta
Pero sin duda, viniendo de donde vengo, lo que a mi me preocupa es la resistencia del adenovirus. Mientras que con otros virus es complicado trabajar en laboratorio por su inestabilidad, el adenovirus lo aguanta todo. Y digo adenovirus en general, pero aplica en más o menos grado a todas las versiones que conocemos hasta el momento. Se cultiva bien, se puede guardar sin que deje de ser viable, incluso en superficies aguanta mucho más tiempo que otros virus. Igual que dentro de nuestro cuerpo, que como decía antes, puede quedarse escondido durante años.
Esa resistencia es algo que se ha explotado en biología molecular, utilizándolo como vector para potenciales terapias. Quizá el punto álgido ha sido en el momento en el que hemos visto ese uso en el día a día: en las vacunas contra el coronavirus. Tanto en la vacuna de AstraZeneca como en la Sputnik V se han utilizado diferentes adenovirus que se han modificado para que no puedan generarnos una infección y a su vez lleven el mensaje de la espícula del coronavirus a nuestras células. Y no se ha elegido el adenovirus por capricho, se ha elegido por su resistencia.
¿Será el adenovirus?
Pese a todo esto, yo sigo pensando que un virus de la gripe tiene más papeletas. Y deberíamos tener especial cuidado ahora, que nos hemos olvidado de otras pruebas y pensamos solo en el coronavirus, ahora que la gripe ha circulado bajo mínimos entre humanos, pero ha seguido su camino en granjas de cerdos y de aves. Además, aunque se haya reducido el transporte, ellos tienen vía libre en las aves migratorias, que a esas no se las controla con un cierre de fronteras.
El peligro estará siempre ahí, pero puede ser mucho más inminente si hacemos una salida de las restricciones descontrolada. Porque no nos hemos expuesto casi a virus durante más de un año, pero los virus seguían a su aire. Porque pensamos solo en una enfermedad, y no tenemos en cuenta que las otras también son un problema.
Estaría bien que la próxima vez, cuando empiece la próxima pandemia, no esperemos a que se empiece a morir gente y podamos detectar que algo está pasando mucho antes, para poder tomar medidas. Pero entonces no será una pandemia, será un susto y muchos dirán que fue una exageración. Todavía no sabemos de qué animal viene el SARS-CoV-2, y tampoco sabemos cuando se produjo el primer contagio humano. Lo único que sabemos es dónde estalló, e incluso ahí tenemos demasiadas sombras. Ojalá la próxima vez actuemos antes.
Si quieres saber más sobre el potencial peligro de los adenovirus desde un punto de vista más técnico, pues leer este artículo de opinión: What is the risk of a deadly adenovirus pandemic?
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