El éxito y el fracaso

Hoy voy a hablar de algo de lo que no me escucharéis hablar demasiado… en el blog. De fórmula 1. En tiempos, veía siempre las carreras (inexplicable), pero últimamente la tele y yo no nos llevamos bien, así que no veo nada, pero por casualidades de la vida, este finde sí la vi. También los entrenamientos.

El sábado, Hamilton casi se mata. Se comió un muro, literalmente. Mientras en el bar en el que estábamos, yo preguntaba un “está vivo???”, lo único que escuché a mi alrededor fue “si no puede correr ganará Alonso”.  Pero para su desgracia (la del hombre al que la vida de Hamilton le importaba una mierda),  a los dos minutos empezó a moverse y resultaba estar bien. No vi a cuanto se la pegó ni nada, igual fue una hostia pequeñita… y todos sabemos que esos trastos en los que se meten son muy resistentes (tanto como para pensar que ocurren milagros). Realmente era de suponer que estaría bien, y que el domingo correría, pero la gente sólo pensaba en los cosas: “que putada, que sale tarde y tiene difícil ganar” o  “que bien, ganará Alonso”. Y es que desde que Hamilton apareció en escena los españoles se dividen en dos grupos: los que piensan que Alonso es un prepotente y quieren que gane siempre Hamilton y los que adoran a Alonso pase lo que pase (y ponen una flor en su coche para ser como Alonso).

Ignoremos ahora lo que hizo Hamilton en la carrera (estuvo mal). Del domingo, me voy a centrar en las últimas vueltas y el comportamiento de Massa y Alonso. Para quien no lo haya visto, Alonso iba detrás de Massa, muy pegado, y cuando quedaban 5 (creo) adelantó. Después consiguió separarse bastante, por eso de que en lluvia parece ser que es bueno (dicen que el dios de la lluvia, yo no diría tanto…). En el primer intento de adelantamiento, Massa cerró la curva al ver cerca a Alonso, de modo que Alonso casi se va dando vueltas por ahi, pero bueno… eso suele ocurrir. Lo que no estuvo bien fue que, cuando realmente adelantó, Massa en lugar de pisarle para escapar, se acercó peligrosamente a Alonso, tanto que las ruedas se tocaron y ambos se desestabilizaron por un momento. Y lo repitió.  Alonso logró separarse y ganó la carrera. Nada más acabar, ante las cámaras, enseñó el golpe de Massa en su coche y después, ante las cámaras, discuten. Alonso mantenía que lo había hecho a propósito y que era un cabrón y Massa que era legal y que se jodiese, que total había ganado (esto con otras palabras). En la celebración no se hablaron, y después en la rueda de prensa, en un arrebato de cinismo, Alonso pidió disculpas, para no añadir leña al asunto.

No sé hasta que punto la maniobra de Massa era legal o no. Pero digo yo… a cienco vueltas del final, viendo que ya te ha adelantado (era inevitable), ¿por qué poner en peligro tu vida intentando echar fuera a tu compañero? Si Alonso se hubiera salido la hostia podría haber sido muy grave, pero Massa se podría haber salido con él… ¿y todo por? Un podio??? Lo lógico era que en ese momento se asegurase de mantener el segundo puesto y no hiciera tonterías como para salirse a cinco vueltas del final.

No entiendo la prepotencia que rodea a los de Fórmula 1. En cuanto ganan algún título se empiezan a creer que son dioses  y que son intocables. Massa hizo una tontería, y Alonso no tenía que montarla delante de las cámaras (aunque yo lo habría hecho). Con lo bonita que puede ser una carrera…


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *