El congreso de los horrores (parte I)

Todo comenzó el lunes por la tarde, cuando llegué al departamento… y me pasé la tarde ordenando las tarjetitas identificativas por orden alfabético (mira que hay apellidos raros en este país). También me tocó ir corriendo a “copymafiosos” a buscar los pósters. Ese día quedó ahí.

Martes, tres y media (comida en el esófago todavía) y allá me voy corriendo a la facultad. De la facultad, nos vamos corriendo al hotel. Del hotel, de nuevo a la facultad (se nos habían olvidado los posters!!!!), de la facultad al hotel. Primero pusimos “chirimbolitos” para posters. Esto viene siendo que en cada panel blanco tú tienes que poner cuatro cachitos de cinta de doble cara (pegada sólo con un lado, del otro lado le dejas el plastiquito), así a ojo a la altura que deberían estar las esquinas de los pósters, y además una etiquetita en cada panel con el número de póster que va ahí. Eso, con los putos 167 pósters. Después ayudar a todos los inútiles que no saben pegar un póster. Y en medio cuelgas el tuyo. Curiosamente a mi me ha tocado el número 13, y al salido de la facultad le tocó el 69… que curiosa es la vida.

Mientras hacía todo esto y me acordaba de los muertos de la cinta de doble cara, viene un tipiño allí a ofrecer su ayuda ( y a ofrecerme/regalarme a su doctorando para que lo utilice para lo que me de la gana), yo allí con mi mala leche habitual y el borderío genético diciéndole al tipo que no cuestionase mis decisiones sobre en qué esquina del póster van los numeritos… y media hora más tarde me entero que es el decano de la facultad de biología de la universidad vecina (mejor no la nombramos). Ahora el tipo se parte conmigo, pero teníais que ver que corte…. pobre yo.

Después de deshacerme del problemilla de los posters, me voy a secretaría. Allí nos dedicamos a recibir a los congresistas… a darles su maletín y su sobre (con identificación y papelitos pa poder comer), aguantar todas sus quejas de “es que el bus me deja muy lejos del hotel” y yo, que por alguna estúpida razón que no he llegado a comprender me ha tocado ser “experta informática”, voy recibiendo a todos los que tienen que exponer y copiando sus presentaciones al ordenador, tranquilizándolos con un “si tu confía en mi que esto se va a ver bien….” (mientras le ponía una vela a algún santo). En medio, recibo a un tipo que me empieza a soltar el rollo en inglés (con gestos y tal era sencillo entenderlo, ahora… responderle…. en un perfecto castellano, que para eso el tipo venía de barcelona).

Como recompensa después de todo esto tuvimos un “vinito de bienvenida” en el que me bebí una cocacola aguada y me comí cuatro pinchitos jugando al tute. Eso sí, estaba reventada….

Hoy, a las 9 de la mañana llegué al hotel (téngase en cuenta que para eso a las 7 estaba en pie). Nada más llegar me asaltan con un montón de problemas informáticos estúpidos ( fácilmente solucionables, tipo “como hago para que se vea grande el pogüerpoin” “tio, dale a f5” “ehhhh????” “deja, ya lo hago yo”). Entonces tras una primera presentación del jefe empiezan las presentaciones: cada una eran 10 minutos de “mi grupo de investigación es chachi y hacemos cosas que molan mucho y de las que sólo nos enteramos nosotros porque nos hemos leido todos los papers sobre el tema desde el año 60” y 5 minutos de preguntas “yo te hago la pelota con una pregunta absurda y tú me contestas haciéndome la pelota más”. A mi me tocaba dar la supuesta “asistencia técnica” a cada conferenciante… usease que cada 15 min allí estaba yo pringando para que el dichoso “pogüerpoin” furrulase. Peor era lo de mis compañeras, que tenían que encender y apagar las luces y pasearse por ahí con el micro para las preguntas.

A las 11 tuvimos un “café & posters”, que básicamente implica que desayunas mientras miras posters, pero simultáneamente estás al lado de tu poster para que te hagan la pelota. Como a mi no me conoce ni dios, no me hacen la pelota, así que pude desayunas bastante tranquila una vez que me deshice del postdoc-pseudojefe que tengo. Pese a todo, aún estaba yo desayunando, cuando una de las que tenía que exponer después viene a contarme que ella quiere exponer en un mac, pero que ella no sabe de eso, que coja la presentación, la copie, haga que se vea en los dos proyectores… y todo esto en el portátil de una tercera persona (menos mal que no rompí nada porque el dueño del portátil me mataba fijo).

La primera charlas tras el café era de una empresa y me largué (me quedé sutilmente en la puerta porque aquello era infumable). La siguiente charla tuve que comérmela, y fue la hora más aburrida de mi vida (las de después del café eran charlas de verdad, no minipresentaciones).

Después nos fuimos a comer todos como locos al buffet (y luego dicen que esta gente es civilizada), la verdad es que para ser un hotel de 5 estrellas la comida era bastante cutre. El gran fallo era la ausencia de café, así que, como por la tarde no nos tocaba pringar con ordenadores+micrófonos, nos escapamos. Siempre de un modo muy sutil, nos fuimos de compras durante la primera sesión y volvimos para la hora del café (casi no se notó), y después nos quedamos en el café la siguiente sesión, rajando (cotilleando, para los de fuera) con el doctorando del decano de la otra facultad (que ya se ha hecho amigo nuestro) sobre los profesores de la nuestra. En pobre chico se va a volver para su pueblo con la idea de que mi facultad es muy endogámica (o dicho comunmente, una casa de putas). También nos enteramos de cotilleos que hay fuera sobre nosotros… siempre está bien saberlo.

Al final, dimos el pego en plan (buf que coñazo que ha sido aguantar todo esto) y nos fuimos para casa.

El asunto estuvo bien, conocí a mucha gente (de la que había escuchado hablar mucho, como el “oh-gran-dios-abe” (eso ya lo explicaré en otro momento), y me reí mucho… pero las presentaciones eran todas infumables.

Mañana me toca otro día igual, pero hay que sumarle una cena “de congreso”, y viernes por la mañana otro tanto.

Lo mejor de todo, toda esa gente que viene y te pregunta “tú ya has leído la tesis???” y tú con cara de “a ver como le digo yo a este que aún no terminé la carrera…”.


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Comentarios

2 respuestas a «El congreso de los horrores (parte I)»

  1. Avatar de Minina de Cheshire

    Está bien que seas la “experta informática” porque sin ti no pueden hacer nada. MUAJJAJAJAJ
    ¿No pensaste en sustituir la presentación del postdoc petardo por algún pase de fotos porno o algo que le humillase igualmente?

  2. Avatar de biocomplex

    ¿No sonreís como las azafatas del telecupón? :-0

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