Ayer me desperté con dos correos electrónicos (bueno, con más, pero ahora nos interesan dos). El primero decía que mi contraseña de Netflix había sido cambiada, el segundo que mi correo electrónico asociado a dicha cuenta, había sido cambiado. Como habían llegado a las tres de la mañana y no me consta que haga cosas dormida, aquello quería decir que alguien había conseguido acceder a mi cuenta.
Yo me tenía que ir a un simposio, y no podía hacer nada en todo el día. Curiosamente, en ningún momento me preocupó el aspecto económico. Mi mayor preocupación cada vez que pensaba en ello es que quizá perdiese el progreso en mis series… yo y mis problemas del primer mundo.
Cuando llegué a casa, abrí el enlace que el mail ponía que tenía que seguir si no había hecho el cambio, y abrí un chat explicando mi problema.
(conversación ligeramente alterada por mis recuerdos y porque la original era en inglés)
Hola gente de Netflix. He recibido dos correos diciendo que he cambiado mi correo y me contraseña. No he sido yo. ¿Hay forma de recuperar esto? ¿Cancelo mi suscripción o algo?
Al enviar un mensaje me apareció una ventanita que decía que en un minuto se ponían en contacto.
Todos sabemos como va esto, siempre dicen que un minuto y al final son dos horas, así que me puse a mirar otra cosa. Al cabo de unos tres minutos, volví a la página y me encontré con lo siguiente:
Hola, soy Erik, no canceles tu suscripción!!!! Te lo podemos arreglar. Dame tu dirección de correo, la busco y la restauro. Tranquila que esto no tarda nada.
Hola? Sigues ahí? Estás conmigo?
Cómo iba a saber yo que me iban a contestar realmente en un minuto…
Si, yo, aquí. Mi cuenta es …… El correo llegó a las 03:21 hora de Europa Occidental. El otro dos minutos después. ¿En serio me la recuperas?
En 30 segundos recibo la respuesta:
He localizado tu cuenta. Te va a llegar un correo para que pongas una contraseña nueva. Marca que desconecte todos los dispositivos, para asegurarnos de que quien esté conectado quede fuera. ¿Me puedes dar tu nombre para que te lo ponga en la cuenta?
Yo tenía claro que lo que hacía era comprobar mis datos, así que le di mi nombre completo y le aclaré que era posible que apareciese sólo el primer apellido, porque honestamente no recordaba qué le iba a salir. Entonces va y me dice:
¿Prefieres inglés o español?
Eso ya me chocó mucho. Mi cuenta de Netflix es «española», pero yo la uso desde Suiza y mi perfil estaba en inglés. Jamás he visto nada en español en Netflix.
Prefiero que la cuenta esté en inglés, porque estoy acostumbrada a ello, pero mi nacionalidad es española, y la cuenta es de España, si es lo que quieres confirmar.
El pobre hombre debió ponerse muy rojo…
Ahh… gracias. Sí, era eso. Tenemos que asegurarnos que tú eres tú. Ya te he enviado el correo. Me quedo esperando aquí a que me digas que todo en orden.
Abro el correo, entro a mi cuenta a cambiar la contraseña… y de paso descubro que mis perfiles han desaparecido, y que el perfil de administrador, el único que queda, ahora se llama Jose»nosequé». Sin tiempo a memorizar el qué, cambio el nombre del perfil y analizo el avance de las series. Todo sigue igual, menos mal. Voy al historial. Nadie ha visto nada. Bien
Vuelvo a Erik:
Muchas gracias, todo bien. Sois la caña, que eficiencia.
El hombre no lo deja ahí:
Asegúrate de que la contraseña no es evidente, aunque en cualquier caso estas cosas no podemos evitarlas. No olvides cambiar tu contraseña de vez en cuando. Si necesitas cualquier cosa no dudes en contactarnos, pero todo debería funcionarte con normalidad.
Cuando cerré el chat estaba casi más contenta por el trato que por haber recuperado la cuenta. Mi contraseña no era en absoluto algo que cualquiera pudiese adivinar: era una clave de más de 10 caracteres, con números y letras, sin ningún significado. Ahora la contraseña tiene más de 20, con mayúsculas, minúsculas, números y símbolos. A ver si así. Además, mi cuenta de Netflix se paga vía Apple, por lo que ni siquiera existía una conexión remota a mi tarjeta de crédito. Supongo que el pobre jose compró la cuenta por un precio absurdo, y ni tan siquiera llegó a disfrutarla.
Para mi esto queda en una anécdota, pero también tengo que decir que cinco minutos después me puse a cambiar contraseñas en todas partes, porque me ha entrado un poco la paranoia. Que esto sirva de recordatorio… y que ninguno tenga la fecha de su cumpleaños como contraseña, que quizá en otros servicios no sea tan fácil recuperar la cuenta.
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