El ADN permite la reunificación familiar: ¿es eso bueno?

Hace unas semanas se publicaba en Science un artículo en el que se hablaba de la creación de una base de datos que permita la reunificación familiar basándose en su ADN. No estamos hablando de un artículo científico como tal, no presenta resultados, lo que hace es plantear la idea y cómo debería funcionar.

Aunque hay partes en las que podemos dialogar qué es lo correcto o qué es lo más ético, la realidad es que cada vez existen más personas en el mundo separadas de sus familias biológicas. En el artículo se destaca todos aquellos menores no acompañados que llegaron a Estados Unidos en los últimos años, y hay que destacar que una parte llegaron más o menos acompañados, pero que por cuestiones legales ellos se quedaron en el país mientras que los adultos fueron devueltos a sus países de origen. Una situación similar la vivimos en Europa. Y pasado un tiempo, esas familias quieren volver a juntarse, o no. Porque lo de la reunificación familiar es un tema complejo, y el ADN solo pone una capa más a las facilidades y a las dificultades.

Cómo ha funcionado hasta ahora la reunificación familiar con ADN

Todos conocemos los casos más típicos de utilización de muestras de ADN para la reunificación familiar, por ejemplo, haciendo pruebas de paternidad. En esos casos las comparaciones son 1:1, ya que lo que se mira son los STR (Short Tandem Repeats). Son regiones de nuestro ADN muy particulares y cuyo número de repeticiones es muy característico, por lo que podemos saber si alguien “sospechoso” de ser nuestro padre, lo es. Aunque en ese caso podría haber otro perfil igual, si sus STR son distintos, entonces seguro que no es nuestro padre… al menos no el biológico.

Pero eso se puede hacer comparando dos muestras. Y muy cercanas. Si no son familiares directos (padres-hijos-hermanos) entonces la cosa se empieza a complicar, pero hay otras cosas que podemos mirar. Los SNPs es lo más típico (Single Nucleotide Polymorphism). Son mutaciones puntuales y nos dan una “huella genética” al punto de que nos dan muchísima más información si se secuencian suficientes. Por eso hay que tener especial cuidado, aunque nos permitirían, por ejemplo, juntar a un tío con su sobrino.

Estas técnicas, además de en los famosos tests de paternidad, se han utilizado en situaciones en las que había que identificar restos tras un desastre (huracanes, tsunamis, atentados) o para poder reunificar familias años después de una guerra. Pero la utilidad ha sido siempre limitada, porque siempre se han ido comparando uno a uno, o casi siempre.

ADN del cromosoma a las bases individuales cuyo estudio permite la reunificación familiar
Nuestro ADN nos puede juntar con la familia

Una base de datos de ADN para buscar familiares

Lo que se plantea en el artículo es la creación de una gran base de datos en la que se incluirían muestras de personas que se hayan anonimizado, para poder buscar a un nivel más global, y gestionada por un ente no gubernamental. Así, la comparación de cada muestra iría contra la base de datos y si apareciese un resultado, entonces los representantes en cada país se pondrían en contacto con las personas que habían dado sus muestras para iniciar el proceso.

Por supuesto, plantean que todo debe hacerse con una perspectiva ética, respetando las intenciones y los ritmos de las familias, sin obligaciones, y teniendo en cuenta más factores. Además, debe evitarse recoger más datos genéticos de los realmente necesarios. Porque para la reunificación familiar necesitamos conocer muy poca parte del ADN, pero si se guarda más información, se podrían extraer otros datos que quizá no queremos que estén en una base de datos.

Los posibles contras

Aunque puede sonar muy bonito que el niño que fue enviado a Estados Unidos en un camión pueda volver a reencontrarse con su familia que no recuerda cuando ya es adulto, yo voy a ponerme por un momento del otro lado y recordar que esto tiene grandes peligros potenciales. Por una parte, el simple hecho de registrarte en algo así pone de manifiesto una situación personal de la que quizá el entorno no era consciente. Además, en muchos casos se ha idealizado lo que ocurre del otro lado, y no podremos saber las intenciones de los dos bandos.

¿Cómo sabemos por qué busca una familia ahora a su hijo que mandó a buscarse la vida hace 10 años? ¿Cómo sabemos las intenciones del hijo? Porque está muy bien lo de que son los implicados los que marcan los ritmos, pero no pueden marcarlos dos partes independientes, tendrá que existir un acuerdo. Además, se supone que los intermediarios evitarán que haya situaciones de abusos… ¿Y eso cómo se valora? Si la familia buscase a su hijo para pedirle que envíe todos sus ahorros a casa… ¿Va alguien a vetarlo? ¿O es más importante la familia?

Todo esto, claro, asumiendo que realmente de los dos lados las muestras se han dado de forma totalmente voluntaria, queriendo realmente buscar a los familiares. Pero al menos en mi cabeza aparecen rápidamente situaciones en las que alguien se podría ver más o menos obligado a participar. Por otra parte, del lado de la familia es más complejo, ya que quizá no todos los implicados quieran buscar al hijo emigrado, pero con que una persona se registre podría ser suficiente.

La parte buena de usar el ADN para la reunificación familiar

Pero la ciencia está para lo que está, y no podemos negar que mirar el ADN sirve para esas cosas. Tampoco podemos negar que una buena base de datos ayudaría a muchas personas a conocer sus orígenes, a conocer a su familia, a encontrar respuestas.

También hay muchas familias, y muchas madres solas, que se vieron obligadas a dar a sus hijos recién nacidos en adopción. O que ni tan siquiera pudieron evitarlo. En esos casos, pasados unos años y pasado el trauma, no es tan extraño que quieran saber qué ha ocurrido, saber que está bien, saber que tiene una nueva familia. Si el hijo a su vez quiere conocer sus orígenes y entender qué llevó a su adopción… ¿No sería bueno para ambas partes?

Hay mil buenas razones para tener una base de datos internacional en este estilo, de forma similar a las bases de datos de personas desaparecidas. Lo importante es que si la tenemos, el uso sea realmente libre y voluntario, que los datos se protejan de forma internacional y neutral y que se tengan en cuenta las diferencias entre culturas del mundo. No debemos pecar de imponer nuestra idea de qué es lo éticamente correcto a otras partes del mundo que merecen ser respetadas.

Si queréis leer el artículo lo podéis encontrar aquí: Using DNA to reunify separated migrant families

Yo he resumido la idea y hasta he opinado, aunque no me haya posicionado claramente. Si te ha resultado interesante, comparte este artículo y cuéntame qué opinas en los comentarios. Además, si quieres que siga comentando más, puedes apoyarme invitándome a un café:


Publicado

en

por

Etiquetas:

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *