Hoy vengo con una reflexión sobre el tema que por suerte está de moda pero que me gustaría que fuese trending por otras razones: la salud mental. Desde hace unos meses algunos políticos han empezado a hablar de ello, pero sobre todo la sociedad parece que se ha dado cuenta de que existe un problema que necesita una solución. Quizá ha sido la pandemia, que nos ha dejado especialmente tocados y nos ha hecho pensar en ello, o quizá es que realmente, muy en el fondo, sí avanzamos hacia una sociedad un poquito mejor.
Los artículos científicos y la salud mental
Yo quería dar una perspectiva particular, y es que en las últimas semanas, por cuestiones de trabajo, he estado leyendo muchos artículos científicos en los que por los temas tratados se analizaba el impacto de una serie de enfermedades en la salud mental. El caso es que en todos ellos, lo que se concluía era que la enfermedad tenía un impacto. Mediante una serie de cuestionarios, las personas afectadas reconocían que su enfermedad afectaba a su salud mental, y en muchos casos esas personas estaban tomando una medicación para controlar el impacto.
La parte negativa es que los estudios se quedan ahí. Tiene un impacto. Punto. En muy pocos casos se analiza cual es el grado de ese impacto, y en todavía menos se tiene en cuenta ese impacto para adaptar el tratamiento de la enfermedad que provoca el problema. Me llamó la atención un trabajo concreto que decía que los pacientes se quejan de que se trata la enfermedad, pero no el efecto que tiene la enfermedad en su vida. Porque sí, a veces el tratamiento puede ser incluso peor en el cómputo global, y eso habría que tenerlo en cuenta.
¿Hay estudios centrados en la salud mental?
Haberlos hailos, pero más bien pocos. Pocos para el impacto real en la sociedad. Los que hay, en muchos casos están aislados. Por ejemplo, se estudia la depresión, pero como ente separado y no como parte de otro proceso. Sí han salido bastantes estudios asociados a la pandemia, pero a mi parecer pocos y excesivamente teóricos.
Esa tendencia está cambiando y cada vez aparecen más y más datos, pero desde luego todavía nos queda un camino muy largo por andar. Todavía no sabemos todo lo que deberíamos saber. Y uno de los problemas con los que me he encontrado es la falta de un sistema homogéneo para medir los problemas, porque para lo de la salud mental no es tan fácil como hacer un análisis de sangre y poner un numerito, hay que profundizar más. Quizá deberíamos empezar por ahí, poniendo nombres a las cosas y aprendiendo a medirlas todos por igual, sin olvidar la subjetividad intrínseca del problema.
La sociedad lo pide a gritos
Un cúmulo de situaciones recientes ha hecho que, al menos en España, esto tome un especial interés. Queremos que se llame a los suicidios por su nombre, que se investiguen y que se evite que se repitan situaciones similares. Ya no queremos que en la tele se den situaciones que puedan enfatizar esos problemas en personas. Hemos recordado que los que salen en la tele son personas. Y de repente nos hemos dado cuenta que incluso un cómico, cuando desaparece del mapa, puede haberlo hecho por tener un problemón que jamás habríamos imaginado.
Al menos, eso es lo que parece pensar una parte de la sociedad. Otra parte sigue quitando importancia a esos temas, diciendo que son cosas del oficio. O creyendo que quien habla de su problema lo hace exagerando y buscando vender más. Recordemos que las cosas no se pasan de la noche a la mañana, y quizá muchas de esas personas que han dado el paso de hablar abiertamente siguen arrastrando parte de su problema. Queremos que salgan, no hundirlos de nuevo. No pongamos en duda su versión de lo ocurrido.
Hagamos algo, un poquito, por la salud mental
Desde luego, hace falta más investigación y más normalización. Yo quería comentarlo desde el punto de vista de la investigación, para destacar que estamos en pañales, pero recordando que la situación es la que es, y los artículos que se publican no dejan de ser un reflejo de la sociedad. Quizá si la sociedad no estuviese tan preocupada, yo ni me habría fijado en lo pobres que son los análisis en esos artículos. Por eso antes de que acabe el año quería recordar por aquí que si queremos que se haga algo, lo primero es que pensemos e identifiquemos nuestros problemas (que todos tenemos alguno) y hagamos lo posible por mejorar. Que los identifiquemos en los que nos rodean y ayudemos. Que no dejemos que un compañero de trabajo se hunda. Yo pondré mi granito haciendo lo posible para que esos trabajos científicos tengan más en cuenta la salud mental de las personas. Porque sin ella no hay cuerpo que aguante.
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