A petición popular, voy a escribir algo…
Ayer fue mi cumpleaños. Y ya está. Sin celebraciones, sin grandes historias, un día más de trabajo… sin tiempo para pensar en otra cosa.
La última vez que escribí por aquí fue allá por mayo, y he estado muy ocupada desde entonces. Tras volver de mi estancia en París me ha tocado un congreso en Menorca, después dos viajes al sincrotrón en Grenoble, después otro congreso en Sevilla. El próximo fin de semana me toca sincrotrón de Barcelona. Y en medio, por supuesto, visitas familiares de rigor. No he podido escribir, lo juro.
Tampoco he tenido tiempo para leer y escribir algo en La Ciencia y sus Demonios. El resto de autores me van a matar. Pero prometo volver por esos lares. A ver si escampa un poco la ola de trabajo.
Pero hoy escribo, escribo porque o escribo o reviento. Las cosas en el laboratorio están siendo complicadas. Tras el crecimiento inesperado el grupo, han aparecido roces. No todos coincidimos en la forma de trabajar. Especialmente las mujeres… mujeres sensibles, rebuscadas, que esperan a ese momento en el que te puedan clavar un puñal por la espalda. Y lo peor es que lo ves venir. El punto en el que hemos “casi” explotado ha sido hace cosa de una semana. Con el estrés de la situación (entre otras razones, supongo) mi jefe ha tenido (tiene, en realidad) una conjuntivitis. Estar sin jefe en el labo ha sido complicado. No nos hemos matado, pero ha faltado poco.
Hoy, ya con jefe de vuelta (menos mal), y con todo su esfuerzo por intentar calmar la situación, yo he llegado al punto de decir “lo voy a matar, yo le arranco la cabeza” refiriéndome a un compañero. El chaval es el as de la falta de comunicación, pero es que en sí, lo grave, es que hayamos tenido que llegar a tal situación.
Y ya, cuando he llegado a casa, pensando que mañana será otro día y que esperemos que sea más calmado, me he encontrado con la noticia de la supuesta suspensión de pagos por parte del CSIC. Digo supuesta, porque hay quién dice que no es cierto. Por otra parte también tenemos quien jura que en su centro sí han recibido dicha carta. Lo que sí sabemos todos es que nuestros centros están jodidos. Hemos recibido sucesivos mails en los que se incluyen cada vez más recortes, y sabemos que antes o después va a llegar el día que, para poder asegurar las nóminas, no podamos comprar reactivos. O que para poder pagar las nóminas de los IP, no cobremos los becarios (escoria, ya se sabe). Y es que como diría cierto ser “investigamos por encima de nuestras posibilidades”.
Y en sí lo que más jode es pasar por la Central del CSIC y ver cómo, en esas reuniones en las que pactan recortes, tienen sus pinchitos, su vinito, sus trajes, sus coches de lujo… porque para eso no hay suspensión de pagos. Pero yo que he adelantado el dinero de dos congresos, ya veremos si lo cobro, que es que sólo tenemos para nóminas. En fin.
Cada día está más claro, toca centrarse, centrarse y escribir. Acabar la tesis. Huir. Escapar de España y no volver nunca. La carrera investigadora aquí no existe, y mientras no exista no volveré a España.
Mientras tanto… toca intentar centrarse, hacer lo máximo posible. Y rezar al FSM para que a fin de mes, el CSIC decida que merece la pena seguir pagando nuestros sueldos, o tendremos que decirle al casero que no pagamos el alquiler, que entramos en suspensión de pagos, que más información en Serrano 117.
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