Cuando los antibióticos no funcionan

Aunque ahora nos estemos centrando mucho en el coronavirus, en esto de las infecciones tenemos problemas mucho más graves. Si por un momento nos olvidamos de los virus y nos centramos en las bacterias, aunque pensamos que la cosa no es tan grave porque tenemos antibióticos, estamos equivocados.

La Organización Mundial de la Salud ha alertado sobre la resistencia a antibióticos. Muchas bacterias han desarrollado resistencia y ya no las podemos tratar. Las más problemáticas incluso se han agrupado en algo que llamamos ESKAPE: Enterococcus faecium, Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumoniae, Acinetobacter baumanii, Pseudomonas aeruginosa y Enterobacter spp.

La penúltima, P. aeruginosa, es un problemón. Presenta una alta resistencia de forma natural, ni tan siquiera hay que ir a cepas especiales. Además, forma biofilms, una especie de cubierta que la protege de su entorno y hace que atacarla sea mucho más complicado. Provoca infecciones pulmonares y también infecta heridas abiertas. Aunque no son las únicas infecciones, sí son las más comunes. Y las primeras, ocurren de forma demasiado frecuente en hospitales.

Este es el aspecto de P. aeruginosa. Los colores son de mentira, pero le da más realismo

Al no tener antibióticos que funcionen, tenemos un problema. Y aquí entran en acción los científicos de los que os voy a hablar hoy, un grupo de Cincinnati ha encontrado lo que podría ser una solución. Podría.

Primero, en cultivos en el laboratorio, buscaron compuestos químicos que fuesen efectivos para eliminar bacterias de este tipo. Lo que encontraron fue que la mezcla de dos sustancias hacía efecto: EDTA y nitrito sódico. El EDTA es un agente quelante, que secuestra metales como el calcio y el hierro. Se usa industrialmente y seguro que todos tenéis en casa algo con EDTA. Si miráis los ingredientes de vuestro champú, probablemente lo encontraréis. En ese caso se usa para estabilizarlo. El nitrito sódico también se usa frecuentemente, pero éste lo encontraréis en vuestra nevera. Es un conservante, y también se usa para mantener el color de los embutidos. En grandes cantidades puede ser peligroso, pero el que consumimos no se acerca ni de lejos a niveles peligrosos. Combinando estos dos compuestos, los científicos generaron su nuevo “antibiótico”, llamándolo con el atractivo nombre de AB569. Sí, se nos suele olvidar cambiar el código del laboratorio por un nombre normal antes de publicar… pero aquí no queda la cosa.

Lo que hicieron a continuación en su trabajo fue humanizar ratones, haciendo que sus células fuesen lo más parecidas a las nuestras, y después infectarlos con P. aeruginosa. Se centraron en un modelo de infección pulmonar. Una vez que tenían sus ratones modelo, los trataron con el famoso AB569. Los niveles de Pseudomonas disminuyeron drásticamente y los ratones se recuperaban sin que sus células se viesen afectadas.

Para saber qué era lo que estaba pasando exactamente, utilizaron una técnica conocida como RNA-Seq, secuenciando el RNA presente en las células. Esto permite obtener una imagen de qué está pasando en ese momento en esas células, como una instantánea de los procesos celulares. Con los resultados pudieron acotar qué parte del metabolismo de Pseudomonas se estaba viendo afectado: síntesis de ADN y ARN, obtención de ATP y obviamente, el metabolismo del hierro (recordemos que el EDTA atrapa metales). Y todo esto, en unas condiciones en las que el AB569 no era tóxico para las células de los ratones.

Aunque esto es un modelo de ratones, los resultados son muy interesantes y abren la puerta a posibles ensayos clínicos en el futuro para comprobar si es efectivo en humanos. Teniendo en cuenta que no existen tratamientos realmente efectivos (aunque algunos funcionan ocasionalmente), es posible que el proceso se acelere ofreciéndolo como terapia de último recurso.

No debemos olvidarnos de la resistencia a los antibióticos, porque es un problema muy grave y ha sido causado, en gran parte, por el uso inadecuado de los antibióticos en el pasado. Así que antes de acabar recordemos: el tratamiento con antibióticos hay que acabarlo para que no quede ninguna bacteria viva, los antibióticos no les hacen ni cosquillas a los virus, no hay que automedicarse y siempre, siempre, hay que seguir las instrucciones de un especialista.

Si queréis leer el artículo podéis hacerlo aquí, confío en que sepáis cómo conseguir acceso… y si no, me preguntáis.


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