Un grupo de investigadores ha publicado recientemente un artículo en Nature en el que describen la posibilidad de mantener embriones fuera de un útero durante periodos largos de tiempo para poder analizar la organogénesis. El artículo lo podéis encontrar aquí: Ex utero mouse embryogenesis from pre-gastrulation to late organogenesis
La necesidad de un útero fuera del útero
Hace ya muchos años que se dominó la fecundación in vitro, e incluso desde antes, ya se estudiaban las primeras fases de la embriogénesis en un tubo de ensayo. Más que un tubo es una botella plana, pero nos entendemos. Ahora sabemos cómo ocurren los primeros pasos de la formación de un nuevo organismo gracias a aquellos estudios, pero a partir de cierto punto, desde la pre-gastrulación, la cosa tiene demasiadas sombras.
Y es que a partir de ese punto no podemos “cultivar” embriones, por lo tanto todo lo que sabemos de las siguientes fases se sabe porque se han sacado los embriones de un útero, porque se han utilizado técnicas que permiten más o menos ver dentro, o porque nos hemos creído sin más que es igual que en otros animales. Pero es que hay cosas que en los mamíferos no funcionan exactamente igual.
Por ello desde hace años muchos investigadores han intentado desarrollar una técnica que permita estudiar los pasos intermedios de la formación de un mamífero fuera del útero. Y ahora, por primera vez, los autores de este artículo han conseguido realizar parte del desarrollo de ratones fuera del útero, de forma que los resultados son equivalentes a lo que ocurriría dentro.
Entre 4 y 6 días, eso es mucho tiempo
No sé si suena a mucho o poco, pero seis días en el embarazo en ratones es mucho tiempo. Aplicando las técnicas descritas en el artículo, los autores han conseguido desarrollar diferentes fases fuera de un útero, dependiendo del momento en el que el embrión se extraía y se ponía en su nuevo sistema de cultivo.
Dado que yo no sé el conocimiento que tienen mis lectores sobre los embarazos en ratones, supongo que es conveniente aclarar que duran unos 20 días. Eso ya debería darnos un contexto claro: seis días son bastante tiempo. Además, dado que en algunos experimentos se parte de un punto tras varios días desde la fecundación, los resultados que tienen llegan al desarrollo del día 11. Eso no es equivalente a la mitad de un embarazo humano, pero sí hablamos de un feto con un gran nivel de desarrollo y órganos claramente diferenciados.
¿Para qué?
Más allá de ver cómo ocurre el desarrollo delante de tus narices, cosa que es muy importante para poder estudiar los problemas que puedan ocurrir en el desarrollo de mamíferos, ese crecimiento fuera del útero tiene otras ventajas.
La idea de un útero artificial para todo el desarrollo es todavía una idea lejana, eso sigue siendo ciencia-ficción y espero que así sea durante mucho tiempo porque todavía estamos lejos de saber lo suficiente. Lo que sí nos permiten estos avances es estudiar problemas intermedios, poder realizar modificaciones en los embriones, poder estudiar cada detalle antes de lanzarnos a hacer alguna estupidez. Porque por desgracia a lo largo de nuestra historia hemos actuado demasiadas veces sin saber qué hacíamos exactamente.
Mientras que considero que no se deben utilizar animales en investigación cuando hay alternativas, creo que en este caso no tenemos muchas alternativas y, si queremos saber cómo es nuestro propio desarrollo durante los primeros días y semanas, lo mejor que podemos hacer es estudiarlo en el modelo más cercano, sin que sufran más de lo imprescindible, y sin usar más de los necesarios.
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