Efectivamente, es posible, soy doctora. Y me he doctorado sin ataques de nervios, sin noches sin dormir por los nervios, sin Valiums antes de entrar.
Todo empezó hará más o menos un año, que fue cuando me planteé empezar a escribir la tesis. Empecé por lo que podía y sabía, la introducción. Allá por navidades tenía como el 10% de la tesis escrito. En marzo tenía como el 10% de la tesis escrito. A ver si me explico: por muy pronto que empecéis, hasta que os ponéis en serio, no váis a avanzar una mierda (Lección 1: decidid cuando queréis empezar y empezad). En medio, eso sí, leí un montón de cosas y aprendí sobre temas que no tenían que ver nada con mi tesis. Lección 2: adiós a la procastinación.
A principios de abril, definitivamente, decidí que tenía que ponerme en serio. Fue un mes muy productivo y avancé muchísimo en la escritura. Entonces me di cuenta que lo mejor era empezar por los resultados y seguir por los materiales y métodos. La introducción sí, en los ratos libres… Lección 3: hay que hacer un esquema de qué pretendes escribir, el espacio es limitado.
Mi gran problema vino en mayo. Ya casi la tenía… pero entonces tuve resultados nuevos, y quisimos meterlos en la tesis, retrasando la lectura, y teniendo que readaptar todo el texto para no pasarme en número de páginas. Lección 4: al empezar a escribir, ni se os ocurra tocar una pipeta, no vaya a ser. Poco a poco fui resolviendo la estructura extra y empaquetando todo de nuevo. Una vez que estaba más o menos todo, vino la parte quizá más complicada, el papeleo en la universidad. Al ser una extraña en la Autónoma, no es que me tratasen muy bien, especialmente porque mi director también es considerado alguien de fuera. Lección 5: sobornad con bombones a la secretaria del departamento para que no os maree.
Papeles listos, tesis lista… sólo falta imprimirla y mandarla al tribunal. Eso sí, cuidado con los miembros del tribunal!! Yo tenía como presidenta a Margarita Salas (que ha resultado ser una persona maravillosa y muy amable), y el resto de miembros del tribunal se dividían en “el de fagos”, “el de virus”, “el cristalógrafo” y “la de terapia”. Es importante que haya diversidad para que las preguntas vayan por todas partes y no se obsesionen con un único apartado de la tesis. Lección 6: elegid bien el tribunal. La otra parte es la de la impresión de las mil copias de la tesis… Lección 7: ahorrad para no tener que vender un riñón.
Con todo el papeleo y tal y cual, pasó el verano. En septiembre se distribuyeron las tesis a la universidad y al tribunal, y se puso la fecha de la defensa para el 25 de octubre. Una vez que todo estaba listo, había que empezar por la presentación. Como todo, cuanto más tiempo haya más susceptible es de incluir cambios y más cambios. Lección 8: La presentación puede esperar a la semana anterior a la tesis.
Y se acercaba la fecha. Yo me mantenía tranquila. Al fin y al cabo es una charla más, un seminario más. Nadie sabe mejor que el doctorando lo que ha hecho. Es el mayor experto en el tema. Esas cosas que se dicen siempre. Pero de repente, como unos 10 días antes, todo el mundo empieza a preguntarte cada 5 minutos… “estás nerviosa?” “duermes bien?” “te has comprado un vestido ya?” “pero seguro que no estás nerviosa?” “crees correcto seguir tomando café?”… y además te empiezan a mirar raro, como esperando a que te de un ataque de histeria y quieras suicidarte o algo. Lo mejor es mantener la calma, ignorar al mundo, centrarse en que es una charla más. Lección 9: permaneced alejados de la humanidad los días antes de la tesis para que no os peguen su nerviosismo.
Y ya, por último, llega el día. Pasan las horas y finalmente te pones el puto vestido con los putos tacones. Vas allí, sueltas el rollo, te hacen preguntas y ya. Acaban y tú crees que ha sido todo muy breve, pero ha durado dos horas. Sales y todo el mundo te felicita, aunque aún no sabes si eres o no doctora. Entonces entras y te dicen que Sobresaliente “cum laude”. Sí, bien, uno más, como todos los doctorandos de este país. No hay nervios cuando estás allí, el tiempo pasa rápido y, cuando te quieres dar cuenta, esos pinchos y cervezas de después de la tesis también se han acabado. Y ya está, has dejado el doctorado atrás. Lección 10: disfrutad del día, es una vez en la vida.
Obviamente, escribo todo esto muy de coña. Nervios no tuve, pero mala leche toda la que queráis. Los cabreos a lo largo del último año han sido épicos. Y la culpabilidad, en cada momento que estaba haciendo algo que no fuese centrarme en la tesis. Pero ya ha pasado, y hay que tomárselo con humor. Ahora, cada vez que tenga que cubrir un papel, tendré que pensar que no, que ya no soy PhD Student. Pues vaya, me hago vieja. Y no, que nadie más me desee “suerte en esta nueva etapa de mi vida”. La vida sigue como estaba, y mañana iré al laboratorio como siempre y congelaré los cristales igual que lo hacía antes. Sí, pronto me iré a otro sitio, pero sigue siendo lo mismo… es sólo un papel, un papel que al final nadie va a mirar jamás.
El resumen, para que nadie cometa los errores que yo cometí o estuve a punto de cometer:
Lección 1: decidid cuando queréis empezar y empezad.
Lección 2: adiós a la procastinación.
Lección 3: hay que hacer un esquema de qué pretendes escribir, el espacio es limitado.
Lección 4: al empezar a escribir, ni se os ocurra tocar una pipeta, no vaya a ser.
Lección 5: sobornad con bombones a la secretaria del departamento para que no os maree.
Lección 6: elegid bien el tribunal.
Lección 7: ahorrad para no tener que vender un riñón.
Lección 8: La presentación puede esperar a la semana anterior a la tesis.
Lección 9: permaneced alejados de la humanidad los días antes de la tesis para que no os peguen su nerviosismo.
Lección 10: disfrutad del día, es una vez en la vida.
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