Como en los viejos tiempos

Ayer, en un momento, mirando las noticias, me encontré un titular que me trajo muchos recuerdos de la infacia: “Persecución en planeadora por la costa gallega”. Por desgracia, las noticias on-line cambian continuamente, y como soy idiota no guardé ese enlace… y ahora ya no hay nada que se le parezca. En el momento, a mi cabeza vino una imagen de cuando tenía 6 años, o 7, más o menos, en la playa de Las Sinas, o en El Terrón, o en cualquiera de la zona, la playa llena de gente, a plena luz del día, y persecuciones como en las pelis. Ahora ya no se hace de eso. Las planeadoras ya casi no sea usan… Eran los tiempos en que el señor Laureano Oubiña no estaba en la cárcel, tiempos en los que la Operación Nécora sonaba a un modo de cocer el marisco.

Y dicen que es que ahora el narcotráfico está controlado. Yo creo que simplemente está más disimulado, nada más. Cuando yo tenía 16 años, la gente fumaba cuatro porros, y eran unos drogatas, y pobre de ti si te arrimabas a ellos. Ahora la gente de 16 años mete coca, y se ve que es normal. Pero ya no hay persecuciones por la playa. Ahora se descarga tranquilamente en el puerto. Tú paseas, y lo mismo sacan mejillones, tabaco o coca. Y es normal.

Pues no puede ser normal. No me puedo creer que haya crecido en un lugar en el que todo el mundo sabe como es eso de liar porros con 15 años, y que con 17 se levanta un día y ve como un tio se va a meter una raya en sus narices, y hasta ofrece. Tampoco es muy normal que  un día abras un juego, y en lugar de encontrar los cd’s originales, te encuentres 300 euros de costo. 300!!! Que se dice muy pronto el asunto.  Y el caso es que esas no son las cosas que más me han traumatizado a lo largo de mi vida… (al menos yo nunca he presenciado una cachimba-sandía).

Y lo peor es que cuando te hablan de esta gente reconoces sus nombres…

Salvamento Marítimo y la Guardia Civil se pusieron en alerta, y, poco después, una patrulla del instituto armado se encontró en el cercano puerto de Corcubión a dos personas que infundieron sospechas a los agentes, sobre todo, tras descubrir que llevaban 5.000 euros en metálico y que sus declaraciones resultaban contradictorias. Fueron identificados como dos vecinos de Vilagarcía de Arousa (Pontevedra), la zona donde operan los principales clanes del narcotráfico gallego. Uno de ellos era David Pérez Lago, hijo del primer matrimonio de Esther Lago, la fallecida esposa de Oubiña. Pérez Lago ya tenía pendiente una condena de seis años de cárcel, que le impuso el pasado enero la Audiencia Nacional por un alijo de 12 toneladas de hachís aprehendido en 1999 a bordo del buque Regina Maris. La sentencia condenó también a Oubiña y consideró probado que su hijastro desempeñaba un papel dirigente en la organización dedicada al tráfico de drogas. (Más en 20 Minutos)


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