A principios del mes de mayo se publicó un artículo sobre un nuevo tipo de ARN identificado llamado Caren. Pero el artículo pasó totalmente desapercibido, y casi nadie tocó el tema, aunque a finales de junio un repositorio de noticias científicas sí dijo algo del tema y otros medios copiaron su nota de prensa.
La realidad es que no es un nuevo tipo de ARN exactamente, pero lo nuevo es la localización de este ARN. Es un lncRNA, que yo llevo años pronunciando como “link” pero que ahora que lo pienso no tengo ni idea de cómo decir en español. Y es que con los tipos de ARN la cosa se nos ha complicado mucho en los últimos años.
Hay muchos tipos de ARN diferentes
En secundaria, en algún momento, nos hablaron de tres tipos de ARN. O deberían haberlo hecho. Por una parte tenemos el famoso, el ARN mensajero. Ese es el que lleva el mensaje del ADN para poder hacer proteínas. En español lo hemos escrito siempre como ARNm, y en inglés como mRNA. Después estaba el ribosómico, que nombramos con una r en lugar de la m. Ese forma parte de los ribosomas, y aunque nos suena todo un poco oscuro, sabemos más o menos que algo tiene que ver en que se hagan proteínas, ya que la función de los ribosomas es traducir el ARNm a proteínas. Por último estaba el transferente, t, que era el que leía la secuencia y traía el aminoácido correspondiente. Esto del codón y el anticodón.
Si el párrafo anterior os suena muy raro, os prometo que otro día explico eso en detalle. Pero en cualquier caso, lo importante es que ahí hablamos en todo momento de ARN que está implicado en generar proteínas nuevas. Ese ARN, además, está codificado en el ADN, que se transcribe para dar lugar al ARN. Pero… ¿Y el resto del ADN? Sin tener claro si daba lugar a un ARN o no, como al resto no le veíamos función, pues no sabíamos. Hasta se llamó basura, erróneamente. Si sigue ahí es que cumple una función. Y así fuimos encontrando ARN circ, lnc, snc, sno, pi, si, mi… y muchos más. Pero hoy me voy a centrar en el lnc.
Lnc, no ink. Y Caren, que no Karen
Lnc quiere decir long non coding. O sea, es largo y no codifica una proteína. Vamos, que el nombre es muy descriptivo. Este tipo de ARN se descubrió hace ya tiempo, y se sabe que interviene en procesos de regulación. Suelen tener una estructura secundaria muy característica. Se pliega sobre si mismo, formando lazos y horquillas, y esa forma característica le va a ayudar a cumplir su función. La secuencia es relevante, principalmente, para que se pliegue como se tiene que plegar.
Sus funciones son muy variadas. Hay veces que solapan con genes, otras veces no. Muchas veces se encuentran cerca de genes que regulan, aunque ese “muchas” es relativo, porque todavía no tenemos claro que parte de nuestro genoma se puede clasificar como lncRNA. Y es que si no sabes qué hace, no sabes si es eso. Entre lo que sabemos que sí hace está la regulación de la transcripción (para que vaya más rápido o para inhibir), la regulación de la modificación del ARN tras su transcripción y otras funciones en la vida de la célula. Quizá la función más conocida de un lncRNA es el silenciamiento de un cromosoma X en las que tenemos dos. Lo hace Xist, que me lo apunto como tema para otro día.
El artículo publicado en mayo hablaba de un ARN llamado Caren, porque qué mejor que poner nombres que todos vamos a acabar escribiendo mal. Pero es que tenía mucho sentido. Caren es cardiomyocyte-enriched noncoding transcript. Vamos, que es un long non coding, pero que se encuentra en los cardiomiocitos. Los cardiomiocitos son las células musculares del corazón, las que permiten que sigamos bombeando sangre.
¿Qué hace Caren?
Según los autores del trabajo, el papel del ARN Caren es mantener el control de la situación. Asegurar el funcionamiento normal del corazón, de sus cardiomiocitos, cosa que hace regulando genes distantes, que evitan que haya daños. En una situación normal, ante cualquier causa de estrés, haría que hubiese más mitocondrias para poder obtener más energía, regulando la actividad del corazón para evitar daños mayores, que se darían si se identificase que hay un daño celular.
Con el paso del tiempo, según envejecemos y los ARN Caren ya no están funcionando como deben, aunque haya una situación de ese estilo, no habrá una respuesta rápida, no se podrá regular la actividad de más mitocondrias y por extensión habrá un daño, se activarán las respuestas al daño celular, habrá especies reactivas de oxígeno (eso ya lo explico otro día también) y bueno, que el corazón puede decir en cualquier momento que ya trabajes tú.
¿De qué nos vale saberlo?
Por una parte tenemos un marcador más, algo que podemos medir para saber cómo de bien o mal va a reaccionar nuestro corazón. Y cuantas más cosas sepamos, mejor nos vendrá en el futuro. Pero saberlo sin poder hacer nada… ¿Interesa?
Ahí está la otra parte, y es que en el futuro se espera poder hacer algo. Por ahora se ha podido hacer en ratones. Y es que si se añade Caren externamente (usando un adenovirus), entonces se puede mejorar el estado del corazón del ratoncito. Partieron de un modelo de ratones cuyo futuro cardíaco era muy negro, y la situación claramente mejoraba. Y sí, es en ratones, y pueden pasar muchos años para que esto llegue a hacerse en humanos, y puede no funcionar igual en humanos, y quizá sea uno de esos miles de tratamientos que fracasan durante el ensayo clínico. Pero valdrá la pena intentarlo.
El artículo, si os interesa, se publicó en Nature Communications y podéis encontrarlo aquí: The lncRNA Caren antagonizes heart failure by inactivating DNA damage response and activating mitochondrial biogenesis
Si os ha resultado interesante y didáctico, agradezco mucho que apoyéis mi trabajo.
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