Y llega la tercera entrega del viaje.
Ayer, finalmente, mi anfitrión llegó a las seis y cuarto. Recogimos su equipaje, alquilamos un coche, y nos fuimos para el congreso. Llegamos a Port Aransas a las 7 y media, todavía teníamos que recoger las acreditaciones, las llaves de las habitaciones y cenar. Y la sesión en la que estaba mi charla era a las ocho.
Con las acreditaciones no hubo problema. Pero cuando íbamos a recoger las llaves empezó el lío. Nos habían puesto a cuatro (dos chicos y dos chicas) en una habitación doble. Ian, el organizador, dijo que no nos preocupásemos, que simplemente fuésemos a por algo de comer y que ya lo arreglaba.
Cenamos, cogí mi portátil, y allá nos fuimos al sitio de las charlas. La mía era la última. Sorprendentemente, cuando empecé a hablar, me di cuenta de que estaba más calmada, iba más despacio. Es algo que no entiendo… estaba delante de los 150 expertos del mundo en mi tema… ¿y estaba tan tranquila? La única explicación que se me ocurre era que eran desconocidos, que en el fondo no tenía esa tensión de tener delante a los cuatro gatos de siempre.
Acabé mi charla, bastante contenta, respondí a unas cuantas preguntas oficialmente y, al ser la última, fui asaltada mientras recogía el portátil con más preguntas. Y las felicitaciones de un par de personas importantes. Tengámoslo en cuenta, hay más estudiantes dando charlas, pero probablemente yo soy la más joven, y la única que no tiene inglés como lengua materna (o casi, porque llevar seis años viviendo en USA es lo mismo para mi).
Nos volvimos al hotel y preguntamos por nuestra habitación. Todavía no estaba arreglado. Ian insistía, id a por unas cervezas y después ya estará. Mientras estábamos con nuestras cervezas (que por cierto, aquí cerveza o vino, o te mueres de sed por mariquita), vino el hombre a decirnos que ya estaba. Un rato más tarde, la becaria de VR, que iba a ser mi compañera de habitación, y yo, fuimos a por las llaves, y subimos con nuestras maletas. Imaginad nuestra sorpresa cuando nos encontramos a un tío en la habitación. Un tío que además estaba más preocupado por “ah, Carmela, tú eres la que está ahora colaborando con Ana, que hizo la tesis con nosotros”, que por el hecho de estar en la habitación incorrecta. Bajamos a recepción, le dijeron cual era su nueva habitación, recogió sus cosas y ale, a dormir. Con todo nos habían dado las doce de la noche…
Y lo peor es que yo a las 5 de la mañana estaba despierta. Me levanté a las 6 y media. Dar vueltas por la habitación frustrada por no tener internet, ducharme, etc etc… y a las 7 y media bajamos a desayunar. Luego al congreso.
Las charlas de la mañana fueron bastante interesantes, la comida no estaba del todo mal. Eso sí, después de las charlas de después de comer, servidora se volvió al hotel, buscó la forma de tener internet, y se conectó a skype para hablar con su novio, que tampoco es plan tenerlo abandonado al pobre… con lo que lo echa de menos.
Como ya era muy tarde en España, dejé que el pobre Nacho se fuese a dormir (lo habría mantenido en Skype durante horas) y aproveché para actualizar el mail y esas cosas. Y para cuando me di cuenta, ya era hora de cenar. Cenamos y nos fuimos al congreso (sí, después de cenar). Fue un error. Mi compañera de habitación se quedó, que tiene su charla mañana, y yo me fui con otro grupo, aprovechando el buen tiempo fuimos paseando por la playa (el camino es más corto que por la carretera que se coge con el coche). Y allí llegamos. No os podéis imaginar hasta que punto esas cinco charlas de 20 minutos cada una se me hicieron eternas. Y encima, la francesa que quiere tirarse a mi jefe (vale, es sólo mi teoría, pero cada vez estoy más convencida), va y se me sienta al lado para preguntarme que qué voy a querer hacer con ese proyecto conjunto que van a pedir. Si soy sincera, la tía lo único que quiere es pasar tiempo con él. Está claro que no tiene demasiado interés en el proyecto.
Escapamos de allí como buenamente pudimos y de vuelta por la playa. En este caso fue más difícil… más que playa son dunas, íbamos casi a oscuras, viendo pasar a nuestro lado arañas de un palmo. El becario de VR todo acojonado porque llevaba sandalias. Divertido. Durante el camino estuve hablando con un par de chicos que dan clases en USA. Me han estado contando lo importante que es ir a unos cursillos sobre acoso sexual antes de dar clase. Uno de ellos, justo después de recibir el cursillo, en su primer curso como profesor, tuvo una alumna que llegó un día diciendo que a su padre le había dado un ataque al corazón. Evidentemente el chaval, pobre inocente, le cambió el examen de día. Pero la chica suspendió, y tras varias oportunidades más, seguía suspendiendo. Hasta el día que la chica llegó sólo con una chaqueta y con unos shorts (sí, sólo chaqueta, ni sujetador ni nada), que quería hablar con él en privado. Evidentemente el chaval le dijo que no, que en público, y agarró a otro alumno diciéndole que era su testigo y que como se fuese él si que estaba suspenso para el resto del curso. Aún así la chica lo denunció por acoso. La denuncia no fue a más porque él tenía al otro alumno de testigo… ¿os imagináis algo así en España? Claro que, por otra parte, yo le contaba lo de los “alumnos y alumnas” y a ellos también les parecía surrealista…
Una vez en el hotel, nos tomamos unas cervezas (de nuevo, no había alternativa) y en cuanto la fiesta se movía a otro lado yo aproveché para escabullirme. Ahora se iban al sótano, que todavía quedaba cerveza. Eso sí, yo acabo de asomarme a la ventana y había un grupo caminando hacia la playa. Teniendo en cuenta la cantidad de cervezas (calientes) ingeridas, espero que no tengan que sacar a ninguno medio muerto del agua…
Pero yo quería venirme. La verdad es que no me apetecía meterme en el sótano, ni ir a la playa, o peor, irme con el otro grupo que iban a intentar llegar al centro del pueblo a buscar algún sitio con más alcohol. Pero no era sólo eso… quería venirme para escribir un mail, un mail importante, porque está claro que aunque el congreso sea interesante (excepto las últimas charlas de hoy), aunque intente reírme con la gente, sobretodo cuando cuentan cosas sobre la forma de vida en Texas (ni os imagináis lo rara que es esta gente), está claro que hay cosas de las que no me olvido ni un minuto…
Ahora, son las 12 otra vez. Me voy a dormir y el post lo publicaré mañana (necesito enchufarme), espero poder dormir un poco más, para mañana no estar quedándome dormida en las últimas charlas.
Y por dios, gentes del mundo que sabéis de estas cosas… resumidme rápidamente un howto entrar en la wifi del vecino con un mac, que si no voy a morirme en USA…
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