Supongo que es evidente que si algún día los humanos decidimos colonizar otro planeta, no podemos irnos solos y ya. Esto es algo que a mi no se me había pasado por la cabeza, pero estaba leyendo un artículo sobre la importancia de las bacterias de la ISS y he pensado que mejor pienso en alto. O mejor dicho, mejor voy escribiendo según pienso. Porque al espacio nos tenemos que llevar bacterias.
Desde luego, cuando se nos dice que qué nos llevaríamos a una isla desierta, podemos pensar en muchas cosas, pero las bacterias no aparecerían en la lista. El caso es que en una isla desierta, por muy desierta que esté, pues tendremos agua y podemos cultivar plantas e incluso criar animales. Que sí, el agua igual hay que desalarla. Y si en lugar de una isla es un desierto, pues igual vamos más justos de agua, pero ya me entendéis. En este planeta siempre tenemos cosas de las que partir, y no empezamos con todo de cero. Pero, si nos vamos a vivir a otro planeta… ¿qué hay que meter en la maleta?
Una fotosíntesis compleja
Aunque sabemos que hay plantas que se pueden cultivar en el espacio, la cosa no es sencilla. Y tampoco es que lo parezca, pero bueno. La cantidad de radiación solar que llega a nuestro punto de destino puede que no sea suficiente para que las plantas crezcan bien, o quizá sea demasiada. Supongo que podríamos decir que la generamos artificialmente y ya está, pero la verdad es que no sé si la mejor solución es tener grandes naves llenas de lechugas en su propia microatmósfera. Porque claro, el aire… el aire no es el mismo. Y estaría muy bien tener una atmósfera similar en otro planeta, pero para eso primero necesitamos todo lo previo, y en la Tierra no empezamos con lechugas.
Por supuesto, si pensar en fotosintetizar ya es complejo, podemos olvidarnos de la ganadería. Porque a ver cómo conseguimos que nuestras vacas estén felices en Marte, y además tenemos que llevarnos el pienso en la nave. Desde luego, cualquier estrategia rompería con todos los esquemas de lo que remotamente sería la ganadería sostenible, así que mejor dejar de comer animales… por ahora.

Todo empieza con las bacterias
Sabemos que en la Tierra los primeros organismos eran procariotas. Sabemos que las bacterias y arqueas que conviven con nosotros en la actualidad son lo más parecido a aquellos primeros organismos. Por lo tanto, si en algún momento queremos poder establecernos como vida en otro planeta, tendremos que empezar con bacterias.
Sí hay que tener en cuenta que nos vamos a llevar muchas cosas durante mucho tiempo, pero ese será el primer paso para poder tener nuestro propio alimento en otro planeta, y el camino para tener una atmósfera que nos permita respirar sin cascos horribles o teniendo que estar siempre dentro de edificios, que si nos quejamos de las mascarillas, no sé cómo cree la gente que va a ser esto en Marte, que ni para un paseo te la vas a poder quitar… la escafandra, digo.
Ya tenemos bacterias extraterrestres
Por suerte no partimos del todo de cero, porque entre tanto ir y volver, resulta que ya hemos encontrado bacterias que no son como las de la Tierra. Vale, que tampoco es que sean del todo extraterrestres, pero casi. Porque por mucho que intentemos limpiar todo, limpiamos fatal. Eso es algo que a estas alturas, pandemia mediante, no es un secreto. A todos se nos escapa algún microbio en algún sitio, y eso es lo que pasó en la Estación Espacial Internacional. No es la primera vez que llevamos alguna bacteria por error, eso está claro, pero las bacterias se están adaptando muy bien a estar por ahí y parece que se van adaptando generando nuevas cepas. Cepas que no tenemos aquí y que sí se han encontrado allí. Y es que sabemos que aguantan un montón, porque hace ya un tiempo otro estudio demostraba su aguante, en ese caso mandándolas de excursión a propósito.
Por lo tanto sabemos que bacterias nos podemos llevar al espacio, que aguantan y que además pueden seguir adaptándose y generando nuevas cepas y quizá nuevas especies si les damos tiempo suficiente. Entonces perfecto ¿no? ¿Debemos llevarlas a Marte?
Colonizar o no colonizar
El problema que tenemos es que aunque las bacterias aguanten, quizá no es tan buena idea llevarnos bichos por ahí. Porque sí, es cierto que esas bacterias pueden desempeñar un papel fundamental para poder obtener alimentos en otros planetas. Que yo me comería directamente las bacterias si hace falta, que saborizante les podemos poner. Pero tenemos que ir un paso por delante y no cometer los errores que cometimos en el pasado colonizando zonas de nuestro propio planeta.
Si nos llevamos microbios al espacio o a otros planetas debemos hacerlo siempre de la forma más controlada posible. Pese a ello, probablemente pifiaremos y contaminaremos algo. Pero al menos lo que nos llevemos que no altere en exceso otro planeta en el que no sabemos qué puede ocurrir si, por ejemplo, intentamos replicar nuestra atmósfera. Si hace falta, pues nos creamos un miniplaneta artificial (o sea, un satélite) para poder cultivar lo que nos haga falta.
La curiosidad…
Yo siempre digo que la curiosidad no mató al gato, pero la curiosidad ha destrozado muchos ecosistemas, y no queremos que destruya planetas. Por una parte entiendo el ansia por saber y conocer otros planetas, el ansia de los viajes espaciales… porque es curiosidad. Pero por otra parte, pienso en todo lo malo que podemos hacer. Así que si viajamos a otros planetas, debemos respetar lo que allí nos encontremos. Y desde luego, no debemos viajar porque ya nos hayamos cargado el planeta en el que vivimos, que todavía estamos a tiempo de actuar y evitar tener que escapar a otro. Porque en otro, la destrucción iría más rápido.
Pese a todo, me resulta muy interesante que las bacterias puedan vivir felices en el espacio. Y no solo vivir, es que pueden crecer y generar variantes que han dado lugar a nuevas cepas. Quizá es una evolución más acelerada por factores externos, pero no deja de ser una perspectiva más del milagro de la vida. Vida que debemos cuidar.
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