25 años de la oveja Dolly

Hoy traigo a este blog una efeméride que muchos recordaremos, pero que no terminó como se esperaba en aquel momento. El pasado martes hizo 25 años del anuncio del nacimiento de la oveja Dolly, la primera oveja clonada con esa técnica, pero que 25 años más tarde nos deja con más confusión que otra cosa.

El anuncio en 1997

Aunque yo en aquel momento era una adolescente cualquiera, se ve que ya apuntaba muchas maneras, porque recuerdo perfectamente aquel anuncio. Dolly no acababa de nacer, pero fue tal día como hoy (hace dos días), en 1997, cuando se anunció su existencia. Pese a mi corta edad, yo entendía perfectamente el proceso, o eso creía. Años más tarde descubrí que la cosa era bastante más compleja de lo que parecía en mi cabeza, aunque visto desde la perspectiva actual vuelve a parecer algo muy sencillo.

Dolly había nacido el verano anterior, el 5 de julio de 1996. Había nacido en Escocia, y sus “padres” la mantuvieron allí toda su vida. Aunque en aquel momento ya se tenían ciertas ideas sobre cómo intercambiar material genético, en aquel momento se hizo algo que era muy novedoso, porque se utilizó el material genético de una célula ya diferenciada. El núcleo de esa célula se usó para insertarlo en un óvulo sin fecundar que no tenía núcleo, y a partir de él se desarrolló Dolly.

La vida de Dolly

Nuestra famosa oveja vivió una vida muy triste. Aunque tuvo descendencia, nunca tuvo una tranquila vida en el campo. Nació en un laboratorio y allí pasó toda su vida. Según fueron pasando los años empezó a desarrollar enfermedades más rápido de lo que habría sido normal. En el año 2003 fue sacrificada para evitar su sufrimiento, aunque yo creo que ya había sufrido bastante.

Aunque creo que el experimento era necesario para poder entender el proceso y saber qué era lo que ocurría con un animal que había sido clonado, desde luego esto no quita que me plantee ciertas dudas éticas. Quizá ahora no se habría permitido que todo ocurriese como ocurrió, aunque hay que decir que siempre se intentó que viviese decentemente y se la trató lo mejor posible de todas las enfermedades que había desarrollado.

¿Qué aprendimos?

En aquellos años con Dolly pasaban cosas que no acabábamos de entender bien. Dolly envejecía muy rápido, y ahora sabemos perfectamente que parte de la culpa la tienen sus telómeros, porque Dolly tenía un material genético que ya había envejecido cuando ella nació. Su vida nos permitió ver ese efecto, y ahora sabemos que clonarnos sin más no sería una buena opción, porque tendríamos una vida más bien mala.

También aprendimos que el núcleo no lo es todo. Aunque en aquellos momentos se daba mucha más importancia al material genético, ahora sabemos que hay muchos aspectos de la regulación en la célula que afectan mucho al desarrollo, por lo que utilizar exclusivamente el material genético no va a ser suficiente.

Dolly está disecada en un museo para que no la olvidemos Dominio público

Las otras Dolly

Ni Dolly fue el primer animal clonado, ni fue el último, aunque desde luego fue la más famosa. Antes se habían clonado otros animales, incluyendo corderos, pero no se habían utilizado células diferenciadas como fue su caso. Seguimos clonando animales, y siguen siendo noticia cuando se hace por primera vez, pero jamás ninguno llegará a ser tan famoso como Dolly. Al menos no lo será mientras no se trate de un humano. De ella aprendimos mucho, pero no es necesario repetirlo. Ahora lo hacemos… pero mejor.

¿La curiosidad detrás de la historia? Su nombre. Seguro que muchos sabéis que se llamó Dolly por Dolly Parton. Lo que quizá no sepáis es que se llamó Dolly por las tetas de Dolly Parton. Y no lo digo yo, lo dijeron sus creadores. Porque como Dolly venía de una célula de la glándula mamaria… ¿Machismo? ¿Un chiste? La verdad es que pasados 25 años, más que discutir sobre lo ético de la clonación, si ocurriese ahora seguramente se discutiría más sobre su nombre. Cualquiera pensaría que hablar de tetas hoy es casi peor que hace 25 años.

¿Te acordabas de Dolly? Si quieres que te cuente otras historias, dame un empujoncito invitándome a un café:


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